"¡Independence Day!", clamaba un exultante Nigel Farage, el líder del partido eurófobo UKIP. Farage ha hablado de la "victoria de la gente real, normal, decente" mucho antes de que se conocieran los datos definitivos. Al parecer, ni los más acérrimos euro-escépticos contaban con el éxito del Brexit. Este 2016 se produjo el segundo referéndum sobre la pertenencia que se celebró el jueves 23 de junio, y que arrojó un resultado favorable a la salida de la Unión Europea con casi un 52 % de los votos, frente a un 48 % que abogó por la permanencia. El resultado no fue uniforme en todo el Reino Unido, votándose a favor de la salida en Inglaterra y Gales, mientras que Escocia, Irlanda del Norte y el territorio de Gibraltar votaron por la permanencia.
Entre las consecuencias inmediatas que se produjeron se encontraba el anuncio del entonces primer ministro británico, David Cameron, quien estuvo a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión, de dimitir antes del siguiente congreso nacional del Partido Conservador, previsto para el 2 de octubre de 2016.
Las siglas (UKIP) significan Partido de Independencia del Reino Unido desde luego no deja lugar a dudas sobre los objetivos finales de este partido, está claro, conseguir la independencia del Reino Unido de la Unión Europea, con este objetivo fue fundado en 1993 y una vez conseguido este fin pues ya hemos visto, el Partido de Independencia del Reino Unido (UKIP) ha sido uno de los más castigados en las elecciones anticipadas celebradas recientemente en el Reino Unido, al quedarse sin representación parlamentaria y perder porcentaje de voto. Como ha dicho el líder del partido Paúl Nuttall la formación populista de derechas, principal abanderada durante años del "Brexit" o salida del Reino Unido de la UE, ha sido "víctima de su propio éxito". Señaló además que la formación entrará ahora en un proceso de elecciones internas para escoger al próximo líder, con la meta de "redefinir" los objetivos políticos de cara al congreso anual de después del verano. "Debe empezar una nueva era”.
UKIP, que bajo su antiguo dirigente, Nigel Farage, ayudó a asegurar la salida del Reino Unido de la UE, ha sido crecientemente percibido como irrelevante a lo largo de la campaña electoral, con muchos de sus votantes abandonando al partido. Dos semanas después del referéndum, Farage anunció que se hacía a un lado como líder de UKIP “Mi propósito en política era sacar a Reino Unido de la UE, es imposible que consiga nada más”.
En el último año el UKIP ha afrontado repetidas deserciones en favor del Partido Conservador. Mark Reckless, uno de los pesos pesados de la formación, anunció hace dos meses que regresaba a los tories, ya que UKIP había cumplido su “objetivo principal”. Por otra parte, el resultado del referéndum no era vinculante, ya que para iniciar el proceso de salida de la Unión Europea el Parlamento del Reino Unido tenía que derogar una serie de leyes, y la Cámara de los Comunes podía echar abajo cualquier iniciativa en este sentido.
Finalmente, el 29 de marzo de 2017, tras conseguir la aprobación del parlamento británico, el Reino Unido comunicó al presidente del Consejo de la UE su intención de abandonar la Unión, tal como establece el artículo 50 del Tratado de la UE.
Hasta aquí todo bien... y bastante democrático, pero qué podemos decir de quien hasta celebran un torneo de Rugby que llaman de las Seis Naciones y juegan las selecciones nacionales de Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda, Francia e Italia.
Sin embargo en nuestro país el fenómeno independentista tiene algunas particularidades, por ejemplo en realidad los principales partidos nacionalistas nunca han sido independentistas: Convergencia (ahora PDeCat), Unió, PNV, BNG... ¿cuál puede ser el motivo que les lleve a ocultar sus supuestas intenciones? CiU aparenta que siempre ha luchado por la independencia o al menos ese ha sido el mensaje que han lanzado siempre que les ha convenido, y en muchos momentos de la historia reciente de nuestro país han tenido el poder suficiente para haberlo planteado con claridad, tantas y tantas veces en las que Jordi Pujol ha tenido la llave de la gobernabilidad de España y realmente no dio ningún paso en ese sentido (ya vamos conociendo el sentido de sus pasos). La “independencia” ha sido usada solo como una amenaza, como un chantaje para indicar al Estado central que “o nos dais lo que queremos (más dinero y competencias) o nos declaramos soberanistas/independentistas y la liamos”.
La cuestión de la independencia se pone sobre la mesa en el 2012, cuando los políticos catalanes de los partidos que habían gobernado casi en las tres décadas precedentes empiezan a estar acusados de diversos delitos en relación a los dineros públicos y, en ese momento, logran cambiar el foco de atención al supuesto saqueo de Cataluña por la intransigencia del Estado español.
¿Qué sería en esos momentos de CiU sin la intransigencia del Estado? ¿Qué sería de CiU si Cataluña tuviera y pudiera usar como una nación su bandera, himno y todo eso como ocurre con Gales o Escocia? Pues nos atrevemos a aventurar que le pasaría lo que al UKIP: dejaría de ser necesario y los políticos y los votantes se pasarían a la izquierda o a la derecha o al centro, pero el hecho independentista dejaría de tener importancia.
Si, por ejemplo, en la Constitución Española se reconoce la existencia de “nacionalidades” desde el mismo artículo 2 ¿qué dificultad hay para que en el pasaporte de un catalán ponga que su nacionalidad es “catalana-española” o al revés?. Si se acepta oficialmente que es una nacionalidad ¿cómo es posible que a sus habitantes no se les permita el uso de esa palabra en sus propios documentos oficiales? Parece un trabalenguas jurídico españolista.
Cuentan que en la antigua Yugoslavia, Tito se enfrentaba a un problema parecido por las ansias nacionalistas de Serbios, Bosnios, Croatas, Montenegrinos... y optó por una solución peculiar: cualquier yugoslavo podía escoger su nacionalidad de referencia a pesar de haber nacido o vivir en otro territorio que el habitual de esa nacionalidad, es decir un Bosnio aunque hubiera nacido en Mostar podía inscribirse como Serbio... Podemos imaginar si esto ocurriera en Cataluña (u otras nacionalidades del Estado) ¿cuántos extremeños querrían ser catalanes y cuantos nacidos en Cataluña optarían por ser andaluces o vascos?, y por otra parte ¿cómo afectaría esto al censo en un posible referéndum...?
El derecho a solicitar un referéndum o a caminar hacia la autodeterminación es un derecho democrático inalienable de cualquier pueblo. Solo es cuestión de ponerse de acuerdo en los procedimientos a seguir y pactarlo. Así se ha hecho en Escocia con el RU, en Montreal con Canadá, etc. España no tiene porqué ser diferente.
Lo que se quiere hacer en Cataluña no ha ocurrido en ningún lugar del mundo, que sepamos: conseguir la independencia y separación del resto de un Estado pacíficamente y sin pactar. Esto es lo planteado hoy en Cataluña: separarse del resto del Estado pacíficamente y, si el Estado no nos deja, lo haremos de todas maneras. Pero ¿cómo se hace eso? Hay numerosos ejemplos de pueblos que se han hecho independientes pero con una larga guerra de por medio. O pacíficamente pactando la ruptura, como en Checoslovaquia, países de la extinguida URSS etc. Que nos lo expliquen, más allá de aplicar la política de la tensión y el chantaje permanente, frente a un Estado, digámoslo también, cerrado en banda porque le interesa también esa tensión permanente que desvía la atención de los problemas socioeconómicos.
La realidad palpable, hoy, es que el proceso soberanista actual no se puede separar de los procesos judiciales que muestran el saqueo permanente de lo público. Según los autos judiciales la familia Pujol ha robado más de mil millones de euros, que se dice pronto, presuntamente claro. Tanto Convergencia como Unió han sido condenados por corrupción, embargadas sus sedes, etc. No son presuntos han sido condenados en sentencia firme. Todo esto no se puede separar del proceso de que “y ahora exigimos un referéndum, lo vamos a hacer y si sale que sí nos vamos de España ya...”
Habría que recordar que en la “consulta” realizada en 2015 votaron el 38% de los inscritos en el supuesto censo (no existía), y además casi un 10% de estos no votaron a favor, no digo que votaron en contra pues las preguntas (eran 2) fueron lo suficientemente complejas como para no poder decirlo a ciencia cierta. En cualquier caso apenas un tercio de los posibles votantes refrendaron la propuesta de independencia de los organizadores. El hecho de que se vuelva a repetir algo parecido ahora abunda en que la independencia es una táctica de los nacionalistas para seguir en “el machito”.
CiU necesita de España para seguir existiendo, son las dos caras de una misma moneda, y podemos deducir que a CiU le interesa poco o nada la independencia de Cataluña pues perdería la razón de ser. Al fin y al cabo tienen suerte de tener a estos políticos en el gobierno central ¿o no es suerte? Como se ha comentado tantas veces se ponen de acuerdo en dar la bulla según le interese a uno o a otro.
Los que tenemos suficiente edad para haber sido luchadores antifranquistas y haber gritado hasta la saciedad “Libertad, Amnistía y Estatut de Autonomía” ni en la peor de las pesadillas pensábamos en una autonomía excluyente y corrupto-burguesa.
Y por último resulta cuando menos llamativo que en un momento en que todas las corporaciones económicas optan por la deslocalización y la economía sin fronteras, que les permita explotar personas y recursos por todo el mundo, obviando las leyes nacionales establecidas y optando por tratados que estos supuestos independentistas aceptan (TTIP, CETA,...), ellos sin embargo apuestan por hacerse cada vez más pequeños y aislados... pero bajo el poder de las corporaciones transnacionales. Seguramente si Cataluña o el País Vasco se independizan los podría comprar Microsoft... y pasaría a llamarse como las estaciones de metro durante una temporada en Madrid, sería Catalonia Apple.
Finalizar con una de esas frases que habitualmente se atribuyen a Unamuno, Churchill o Einstein... ”el nacionalismo se cura viajando”.
Antonio de Juana y Tomás Alberich
Ante todo, los autores no tardan en ir a lo fundamental: el respeto a la voluntad colectiva que se expresa en las urnas; así, los contrarios al BREXIT, como Jeremy Corbyn, han de aceptar que los británicos han votado BREXIT. El rasgo peculiar del caso español es que no hay nada que respetar, porque no hay urnas donde se pueda expresar la voluntad colectiva de los catalanes.
ResponderEliminarEl camino que España siguió para ir de la Dictadura (la Ley ilegítima) a la Democracia (la Ley basada en la voluntad popular) fue, en efecto, De la Ley a la Ley; pero, a nadie se le oculta que hoy es solo un pobre argumento de quienes están aterrorizados ante la posibilidad de la Ruptura, en este caso, de la Unidad nacional. Es una hipótesis más que probable que Cataluña habría votado contra la independencia en casi cualquier ocasión que se le hubiera ofrecido (una vez invadido el país por inmigrantes procedentes del Sur de la Península). Pero, por encima de todo, está el principio de que Yo, el REY, soy el que decide lo que es, o no, democrático. Por ejemplo: lo democrático son las provincias, una división territorial del siglo XIX, expresamente hecha a medida de los caciquismos e intereses terratenientes de la época, que tanto el PP como el PSOE están interesados en preservar. Entendemos por REY al Estado de las autonomías, del mismo modo que los politólogos entienden por "El Príncipe" (de Maquiavelo) al Estado; concedamos, por un momento, que esa es la Ley establecida por la voluntad real de D. Juan Carlos I, el “salvador” de la democracia el 23 de febrero de 1981. ¿Deberíamos saltarnos -puentear- al Gobierno de Rajoy y dirigirnos como leales súbditos de Su Majestad, a D. Felipe, rogándole -como los rusos al Zar, en 1905- que nos conceda un referéndum en Cataluña?
Para terminar, solo esto:
Decía Josep Pla que el nacionalismo es como los pedos: solo nos parecen mal los de los demás. Hay un nombre que hace políticamente correcto al nacionalismo: patriotismo. Seguramente, los humanos, ninguna sociedad puede vivir sin apoyarse en fetiches varios y la Nación (una categoría política que surge en el siglo XVIII) es uno de ellos; tampoco podemos evitar ... expeler ciertos gases que se forman en el tracto intestinal. El fetiche principal hoy es, sin embargo, la MERCANCÍA. Pero este es ya otro tema.
Gracias de nuevo por vuestro esclarecedor artículo.
Federico Soto