27 de octubre de 2014

¡LIBERTAD Y AMNISTÍA! Cuento prenavideño. Año 2025.

(advertencia: distopía no apta para gente sin humor y capacidad de reírse de sí mismo)

Las cosas en la península ibérica tampoco habían ido muy bien. A finales de 2014 se produjo una cierta implosión: los periódicos decidieron que ya no cabían tantas noticias de corrupción y detenciones,  ni en letra pequeña. Simplemente no tenían espacio, mejor dicho espacio si había -en los digitales-, pero donde no había era en la cabeza de los lectores. Pasado el punto de saturación, ya ni los premios Gran Wyoming a los mejores corruptos del año, tenían gracia.  
Las tarjetas black habían hecho mucho daño, a pesar de suponer un gasto corrupto insignificante, como bien dijo Rato, menos del 1% de sus ingresos y del resto de los otros 80 que las usaron ¿cómo iba él/ellos a controlarlo todo?
Acebes Miente, valga la redundancia”, fue una frase que se había hecho popular mucho antes, en 2004, cuando los atentados que adjudicó a ETA. Pero luego, 10 años después se vio para que mentían principalmente: él y toda la cúpula del PP estaba imputada, en la cárcel o en vía de. Desde todos los tesoreros a los principales ministros. Todos excepto el capo mayor.  
Lo de las familias Pujol y aledaños fue otra cosa, aunque también contribuyó a desbordar el vaso. Aquí estamos hablando de negocios de miles de millones de euros, las mordidas correspondientes eran algo a considerar, no eso de las tarjetitas. Al final tuvieron que confesar: todo lo habían hecho por el bien de Cataluña.

                                      Habían creado  una opaca fortuna,
                                      todo un paraíso fiscal
                                      propio-Estado catalán paralelo al oficial,
                                      preparado para serlo
                                      de derecho no solo de hecho.

En la antigua IU la cosa tampoco había ido muy bien. El sempiterno e inaguantable ángel perez-oso, había seguido escalando posiciones hasta llegar a la Alcaldía. Acompañado de su inseparable amigo "morralsantín" o  moral sin santo, concejal de Hacienda. Total que entre el ángel y el santo la liaron parda, más que el oso.
Los otros de las tarjetas, capos-empresarios, nadie se sorprendió. Pero sí de los “sindicalistas de Armani” (curiosamente esta denominación se había acuñado bastantes años antes de saber que don Benito se había gastado más de 17.000 euritos en sastres a cuenta de la Caja). Pobres, creyeron que lo de estar en un sindicato de clase se refería a una sindicato guay “con clase”.
Total que entre unos y otros, en la política parlamentaria y ante el ascenso de algunos populismos de izquierda, las derechas y los centros llegaron a consumar el acuerdo de unión que ya mantenían de hecho desde hacía tiempo. Primero les llamaban PP+PSOE, luego Ppsoe, pero cuando se fusionaron, por el bien de España, pasaron a llamarse simplemente PPS, Partido Popular Socialdemócrata, más conocido por el “Pepes”. Años después, cuando Cataluña consiguió la independencia,  gracias a los ahorrillos de esas familias catalanas que no querían ser descubiertas y a que el resto de España estaba, aún más si cabe, hundida en la corrupción absoluta, la correlacion de fuerzas cambió.  
Aguirre, la cólera de dios, primero arrasó y fue alcaldesa madrileña, pero ahí no quedó la cosa.  Después, por el bien de España (o de lo que quedaba) dimitió, dejó el puesto a su aliado perezoso y se presentó a las generales. Ganó pero no arrasó, solo le faltó para la mayoría absoluta la alianza primero, fusión después, en el nuevo partido, todos juntos, el citado Pepes, también conocido como posmodernos renovadores, the new  casta.
¿Y qué pasó del resto? Un nuevo partido, Podemos o Pablemos, ya no me acuerdo como se llamaba al principio (algunos les llamaban Potemos -mala hostia gastaban), quiso utilizar el popular y movilizador “sí se puede” hasta el agotamiento; de tanto repetirlo la gente se cansó. Tanto que pasó a llamarse PPNND, Podíamos Pero No Nos Dejaron, más conocido por PepeNoNo, que a veces producía una cierta confusión con el Pepes anterior.
           El pequeño timador Nicolás es el que agacha la cabeza el otro es el grande, claro.

El resto también fue cambiando o, simplemente, desapareciendo. La sopa de siglas de PCE-Izquierda Unida-Izquierda Abierta-Izquierda Plural-CUT-Chunta-Nova, etc. pasó a llamarse “Sopa de Letras” (conocido como SL). Durante mucho tiempo estuvieron discutiendo, en interminables, eternas discusiones a lo Bizancio, sobre si llamarse “Sopa de Siglas”, tal vez el nombre más representativo, o Suma de Siglas (defendido por los puristas), o “Sumar y a por Todas” (rechazado por las feministas), o “Juntarse para Ganar” (demasiado parecido a Ganemos), o “una persona un voto, una persona una sigla” (más exacto)... así hasta que casi nadie les hacía caso.
Los movimientos sociales y políticos (que así se les llamaba en esa época) también sufrieron  transformaciones. Los indignados, abanderados de la horizontalidad total, consiguieron que los movimientos (como se les llama ahora) llegaran a ser tan igualitarios, democráticos y horizontales que se quedaron en el “encefalograma plano”, línea horizontal que vemos en un aparatito para señalar que estamos muertos. Consiguieron ser tan democráticamente horizontales y participativos como la parálisis, la nada.
Los abanderados de la transparencia radical también ganaron su batalla, la consiguieron totalmente: tan trasparentes que se volvieron invisibles.
Luego llegaron los “alegres años 20”, la crisis, después de tres lustros, parecía que podía empezar a quedar atrás. Por eso y porque las cárceles ya estaban llenas (de drogatas y robagallinas), los de la casta adujeron  que no podían meter allí a todos los chorizos de guante blanco. Que ya estaba bien ¡había que decir basta!. Que ya estábamos en otro ciclo. Que eran cosas del pasado. Que “había que pasar página” (como la otra, la de la memoria histórica).
Esperanza lo  hizo realmente bien: consiguió sumar y aunar a toda la fratría black tar-jetas  y formar gobierno, con un punto reivindicativo indiscutible y principal: la libertad. La lucha por la Libertad y la Amnistía. Sí, con un par, de ovarios, claro. Y, democráticamente, por limpia mayoría absoluta, el Parlamento de España (lo que quedaba de ella) aprobó la Ley de libertad y Amnistía para todos los delitos económicos cometidos en el último cuarto de siglo y que, por supuesto, excedieran del robo de dos gallinas o su equivalente. Faltaría más. Para los pobres-ladronzuelos-pobres aún quedaba sitio. Tampoco iba a ser a todos por igual.    
La AMNISTÍA fue un éxito. Miles de corruptos, corruptados y corruptores económicos salieron de la cárcel o de los colapsados tribunales, con la única condición de que reinvirtieran todo lo robado en lo que quedaba de España. Miles de simples imputados, con citas judiciales que ya se daban para las tres décadas próximas, quedaron amnistiados. La Justica respiró tranquila y satisfecha.


                                           Iñigo Errejon portavoz de Podemosrtavoz 

Epílogo
Pero la Historia no termina aquí. La Historia nunca termina (que pesada es la pobre). En las elecciones próximas, las de 2025, ya Aguirre no se presentará. Con sus añitos bien cumplidos la cosa no da para más. La que fue Marquesa Antisistema ya ha hecho bastantes sacrificios por casi-España y no quiere reinventarse más. La casi octogenaria  había gobernado el país durante más de una década, con mano de hierro, para eso era Aguirre la cólera de dios, admiradora de la otra dama de hierro (Thatcher).
Y ¿quiénes se presentarán en estas próximas elecciones? Pues principalmente dos personas muy, muy inteligentes encabezarán las principales opciones. Curiosamente ambos se hicieron famosos en 2014. En las elecciones de 2025 los cabezas de lista de conservadores y progre-sistas serán...
Uno había sido conocido antiguamente como el “Pequeño Nicolás” (curiosamente, qué paradoja,  se aclaró todo cuando se decretó el secreto del sumario, realmente trabajaba para el CNI), cabeza de lista de los Pepes, coalición de todo el centro-centro derecha, incluido pepes y upeydes.
Y, dos, se enfrentaba a Iñigo Errejón (conocido por su alias, “el niño de Pablemos”), en unas elecciones que iban a ser decisivas. Pablo Iglesias, el bisabuelo y el bisnieto, le apoyaban, más o menos, cada uno desde su sitio. Pablo, faro y guía, linterna y antorcha, GPS  de la izquierda mundial,  estaba cansado de este pequeño país y ya quería pasar a un segundo plano nacional, 1º mundial, apoyando a su delfín. Se inauguraba un nuevo ciclo. Había que superar el PepeNoNo. Apostaba por Rejón, estaba seguro que ganaría las elecciones, si no éstas las siguientes y si no las siguientes, o las siguientes. Con su inteligencia y esa carita de ángel... podía intentarlo y presentarse por lo menos hasta el 2055 sin problemas. Y si no tiempo al tiempo.

Las cosas, por fin, iban a cambiar (solo hay que tener un poco de paciencia).

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