Tomás Alberich (Con la
colaboración de Ana García-Mendoza y Teresa Amezcua)
Desde los años
ochenta del pasado siglo se extendió el debate sobre el papel de los
movimientos sociales y de las asociaciones en la sociedad,
posteriormente también denominadas ONG y organizaciones no
lucrativas, ONL, y sobre las funciones del “Tercer Sector”.
Paralelamente se planteó por diversos analistas la distinción entre
los movimientos sociales clásicos (con el movimiento obrero y los
sindicatos como sus organizaciones más genuinas) y los “nuevos
movimientos sociales”: ecologismo, feminismo, pacifismo... a los
que, en el caso español, también hay que añadir los movimientos
ciudadanos (asociaciones de vecinos, asociaciones de madres y padres
de alumnos…).
Estos “nuevos
movimientos”, que cuentan con más de tres décadas de existencia,
son ya clásicos en la actualidad, se ven como tradicionales e,
incluso, con un marcado carácter institucional y conviven con los
más recientes. En los años noventa ya surgió una nueva generación
de asociaciones, los movimientos de solidaridad internacional y de
voluntariado,
movimientos en torno al 0,7% y las llamadas ONGD (organizaciones no
gubernamentales de cooperación al desarrollo), las nuevas
asociaciones que trabajaban con población inmigrante y para sectores
sociales excluidos.
En el siglo actual
se crearon las redes que conforman los movimientos altermundistas,
los foros sociales y los movimientos contra la globalización
neocapitalista y las guerras. Esta evolución ha ido paralela al
crecimiento cuantitativo de asociaciones, fundaciones y otras
organizaciones no lucrativas, en cuanto a número de afiliados y de
entidades, empleo creado, movimiento económico generado, servicios
prestados (que antes, en parte, eran realizados por administraciones
públicas) y por su mayor presencia institucional.
En los movimientos
sociales tendríamos así tres grandes “olas” o distintas
generaciones:
1ª Los movimientos
obreros y sindicales. Son los principales en el siglo XIX y primera
mitad del XX. Su expresión política fue colaborar en el nacimiento
de los partidos socialistas-laboristas y después de los comunistas
y, en algunos casos, de las organizaciones anarquistas.
2ª Los que fueron
denominados en su momento “Nuevos Movimientos Sociales”:
feministas, ecologistas, vecinales-ciudadanos (que son los primeros y
más importantes en España). Expresiones políticas: se producen en
el entorno del “mayo del 68”, partidos verdes, feministas,
radicales… (auge años 60 a 80).
3ª Movimientos
altermundistas y foros sociales (auge: finales de los 90 y primera
década del 2000) y los movimientos de indignados (desde 2011).
Organización de la
obra
Los diez capítulos del libro los
podemos agrupar en tres partes o bloques. La primera incluye solo la
Introducción y el primer capítulo, y consiste en una amplia
incursión conceptual y de aproximación a las teorías, con una
exposición de las escuelas o corrientes de pensamiento más
significativas sobre los Movimientos Sociales. La segunda parte
incluye los capítulos 2 al 5 y recorre la evolución del
asociacionismo, principalmente el español, desde los años sesenta
hasta la primera década del siglo, prestando una especial atención
al movimiento ciudadano. Finalmente, en la tercera parte podemos
agrupar los capítulos 6 al 10, en los que nos centramos en la
descripción y análisis de los movimientos de indignados, el 15M y
sus “hijos metodológicos” (mareas ciudadanas, la PAH y otros),
incluida la investigación con observación participante de dos
ejemplos significativos, la Sierra madrileña y Vallecas.
La obra, por tanto, se sitúa en
diferentes niveles y se han utilizado diferentes métodos y técnicas.
Por un lado se tratan algunas de las teorías internacionales más
conocidas sobre los movimientos sociales y el Tercer Sector (o non
profit organizations), para crear un “marco de comprensión”
que nos permita situar y utilizar unos conceptos concretos que nos
faciliten el acercamiento a la realidad que queremos analizar, a
partir de los textos de los diferentes autores. Esta primera parte se
la puede saltar el lector con prisas que quiera sumergirse
directamente en la historia reciente.
En segundo lugar, nos centramos en
España y elaboramos una breve pero ambiciosa historia de los
movimientos sociales más significativos del último medio siglo y,
con especial atención, en la región metropolitana madrileña, donde
hemos realizado el principal trabajo de campo directo, en diferentes
épocas. Hemos utilizado las técnicas de la entrevista y del grupo
de discusión, el análisis de textos sobre documentos originales
(publicaciones municipales, de jornadas y encuentros, documentos de
asociaciones y de movimientos sociales) y, finalmente, la observación
participante.
Hay que tener en cuenta que, visto el
resultado, en el conjunto se dedica más espacio a unas décadas que
a otras. Se presta más atención a la evolución de los movimientos
sociales, al asociacionismo y a la participación ciudadana de las
décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo, y, en algunos años,
a su relación con la transición política a la democracia y a los
cambios políticos posteriores. En general, se le dedica más espacio
a los movimientos ciudadanos urbanos que a los movimientos
sindicales. Se presta más atención, decíamos, a estas décadas que
al resto, especialmente a las de 1990 y 2000 que, comparativamente,
ocupan menos espacio. Volviendo luego a extendernos con detenimiento
en los movimientos a partir de 2011.
El motivo principal es que consideramos
que los movimientos sociales han tenido una importancia política y
social en España mayor en unas décadas que en otras. Es evidente
que los años setenta-ochenta y los años 2011-14 casi seguro habrán
sido los de mayor protagonismo de los movimientos sociales en todos
los aspectos de nuestra vida pública.
El segundo motivo también es
confesable: consideramos que las primeras décadas son
comparativamente menos conocidas y por eso los estudios realizados en
su momento (y que nunca fueron publicados) adquieren un mayor valor
histórico y merecían ocupar un amplio espacio en esta obra.
Evidentemente la división en décadas
es algo artificial, la Historia (con mayúsculas) no entiende de
cifras exactas, aunque nos empeñemos en usarlas, pero es una forma
de facilitar el análisis de procesos que son de cambio constante.
También es cierto que algunos acontecimientos importantes para el
asociacionismo y los movimientos sociales han coincidido con cada
cambio de década, lo cual también facilita esa división: 1979,
primeras elecciones democráticas municipales en España; 1989, caída
del muro de Berlín; 1999, primera exitosa movilización
internacional de los movimientos antiglobalización en Seattle; y
2011, primaveras árabes, indignados y el 15M.
Además de estas circunstancias,
también es conocido que cualquier estudio selecciona e investiga
unos temas más que otros. Evidente que la elección de unos
movimientos más que otros no es casual. Eduardo Romanos cita unas
certeras palabras de Francesca Polleta para explicarlo, en un foro de
discusión sobre los movimientos “incómodos” (awkward):
“estos es, movimientos ilegales,
violentos o ideológicamente alejados, cuya composición, metas o
tácticas dificultan de alguna manera su estudio. En este sentido
Polletta daba un interesante toque de atención a su propio gremio:
‘Muchos de nosotros estudiamos movimientos sociales progresistas
porque abrazamos sus metas. De hecho, algunos de nosotros alternamos
el mundo de la academia y del activismo. Es duro dedicar el tiempo y
la energía a grupos que uno encuentra ideológicamente nocivos’
(2006:475).” (Romanos, E. 2011).
Cierto: en definitiva siempre atrae más
investigar sobre algo de lo que uno se siente partícipe o, al menos,
piensa que ha sido positivo para la sociedad. Rechazamos que en
ciencias sociales exista el objetivismo neutro puro, sin ideología o
la “a-diología”. Todos tenemos un conjunto de principios e ideas
previas, un marco ideológico o ideología, que impregnará cualquier
investigación social. Nosotros, simplemente, lo hacemos explícito,
sin esconder nada. El que los estudios sean científicos o no
dependerá de lo adecuado de los métodos y técnicas utilizadas, no
de la filosofía previa o epistemología de partida.
Utilidad
¿Qué utilidad puede tener esta obra para los propios movimientos sociales? Como dice Tomás R. Villasante “a los movimientos sociales no les suele interesar tanto que los clasifiquen, y sí les suele interesar más que les aporten claves para poder interpretarse a sí mismos y ser más operativos” (Villasante, 2014:131). La manía que solemos tener los sociólogos y otros investigadores sociales de clasificar, categorizar, etc. tal vez puede ser explicada porque, a semejanza de las ciencias de la naturaleza, es una manera fácil de empezar una investigación. Tratar primero de representar el “mapa” de lo que hay, antes de empezar a ver las conexiones, las redes... y aportar explicaciones. Según avanzamos en lo que estamos investigando vamos colocando cada pieza en un sitio. Así luego podremos decir que hay mucho de esto, poco de lo otro, redes y movimientos aquí y no allá.
¿Qué utilidad puede tener esta obra para los propios movimientos sociales? Como dice Tomás R. Villasante “a los movimientos sociales no les suele interesar tanto que los clasifiquen, y sí les suele interesar más que les aporten claves para poder interpretarse a sí mismos y ser más operativos” (Villasante, 2014:131). La manía que solemos tener los sociólogos y otros investigadores sociales de clasificar, categorizar, etc. tal vez puede ser explicada porque, a semejanza de las ciencias de la naturaleza, es una manera fácil de empezar una investigación. Tratar primero de representar el “mapa” de lo que hay, antes de empezar a ver las conexiones, las redes... y aportar explicaciones. Según avanzamos en lo que estamos investigando vamos colocando cada pieza en un sitio. Así luego podremos decir que hay mucho de esto, poco de lo otro, redes y movimientos aquí y no allá.
En esta obra hemos intentado dedicar
poco espacio a estas disquisiciones clasificatorias. Es un trabajo
principalmente histórico y descriptivo. Pero sí nos hemos ido
parando en los análisis y trabajos secundarios que reflexionaban
sobre los propios movimientos en cada momento y en los pensamientos
que aportan en muchos casos un autoanálisis reflexivo,
autorreferencial, de protagonistas directos de asociaciones y
movimientos sobre sus propias entidades, formas de participación y
de activismo; buscando así algunas de esas claves que sean útiles
para auto-interpretarse y mejorar o cambiar. Su utilidad será
relativa: muchas de las opiniones y reflexiones son sobre entidades
que ya no existen o que en la actualidad son muy diferentes (como las
Asociaciones Vecinales). Pero pensamos que analizar adecuadamente el
pasado será útil para nuestro futuro.
[extracto de la Presentación de
obra citada. En próximas entradas de este blog iremos publicando
algunas partes significativas del libro]
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