Este
artículo es continuación (nº 6) de los publicados a partir de del
libro: Desde las
Asociaciones de Vecinos al 15M y las mareas ciudadanas [breve
historia de los movimientos sociales].
Editorial Dykinson. 2016. Es una revisión y actualización de lo
publicado en un apartado del Capítulo 1.5.
Los
elementos del tejido
social de una
comunidad concreta (sus personas, colectivos, activistas, líderes
naturales…) se relacionan entre sí establemente, con conexiones y
desconexiones que forman redes de relación. Estas relaciones son muy
intensas en algunas zonas de la malla de la red social, mientras que
son escasas, casi inexistentes en otras.
En
el tejido
asociativo,
constituido por las organizaciones formales y que no se debe
confundir con el anterior, las personas que participan en
asociaciones lo hacen de diferentes formas y por diferentes causas,
desarrollando diferentes “papeles”. En las asociaciones y
organizaciones sociales habitualmente distinguimos entre “dirigentes”
(de la Junta Directiva u otra denominación) y el resto (socios,
voluntariado, etc.). Pero analizándolo con más detalle podemos
distinguir tres tipos de participación:
1-
El grupo dirigente, denominado “Grupo Animador Formal Ideologizado”
(GAFI) según la terminología de Villasante, al que simplemente le
llamaremos “Grupo
Formal” (GF):
personas que están en la entidad por motivos principalmente
ideológicos (querer cambiar la sociedad, objetivos a largo plazo).
En los años 70 y 80 del pasado siglo mayoritariamente eran personas
con una ideología proveniente del comunismo, del socialismo o del
cristianismo (cristianos de base). También, en las décadas
siguientes, desde el feminismo y el ecologismo. Pero, ya desde los
años noventa, también por nuevas ideologías o, mejor dicho, por
nuevos marcos ideológicos de referencia. Estos “marcos” nos
sirven para analizar e interpretar la realidad concreta y también
han sido denominados o considerados como ideologías abiertas,
flexibles, o de un nuevo sincretismo ideológico, como ha ocurrido
con marcos ideológicos como el ecosocialismo o el ecofeminismo.
Así
se ha impregnado ideológicamente a los nuevos movimientos de
solidaridad internacional, el comunitarismo (que impulsa el
desarrollo comunitario local), el pacifismo, movimientos pro derechos
humanos, de defensa de las minorías y, posteriormente, por una nueva
mezcla de éstas, como se da en los movimientos “antiglobalización”,
altermundistas o por una justicia global. También en movimientos de
defensa de las libertades individuales, como el LGTB, e incluso
provenientes de ideologías neoliberales y religiosas que irrumpen
creando nuevas entidades y nuevos movimientos sociales conservadores
o reaccionarios, como los movimientos contra el derecho a la
interrupción del embarazo, racistas, a favor de la pena de muerte,
etc.
2-
Los Sectores Activos
(SA), formados por personas que les mueve a afiliarse intereses más
inmediatos y en los que se mezclan la vocación de “líder
natural”, con el tener conocimientos, “estudios”, tener
principios o valores de solidaridad, ser una persona activa del
micro-barrio o comunidad… “Sectores Informales Activos
Comunicadores de Estereotipos (SIACE)” en la terminología de
Villasante. También puede ser por tener un afán de protagonismo,
por “querer figurar” o destacar,
motivo para estar entre los SA o GF.
3-
Y, finalmente, está el resto de las personas que sólo puntualmente
participan en la asociación, estén afiliados a ella o no, y que
denominamos Base
Social (BS) o, de
forma más amplia, Base Potencial, para referirnos a esa red de
simpatizantes, amigos o vecinos que puntualmente pueden formar parte
de la entidad o colaborar con ella. “Bases Informales con
Potencialidad Social (BIPS)”, en Villasante.
El
jugar un papel u otro en una organización es cambiante y depende de
muchos factores. Cada persona
interpreta
diferentes personajes
según las situaciones. También en las asociaciones: uno puede
pertenecer al grupo formal de una asociación de vecinos y ser “base
social” de un sindicato, al que sólo se liga por estar afiliado,
aunque sus motivos de partida para afiliarse sean diferentes al que
solo lo hace para obtener un servicio del sindicato.
Estas
situaciones de interpretar diferentes
papeles según el
sitio en que se está son más comunes en las sociedades complejas,
en el sistema democrático formal moderno, con una democracia
predominante “de representación”, con elección de
representantes que interpretan sus papeles como su propio nombre
indica, y donde los mecanismos de democracia directa y participativa
son minoritarios.
Del
análisis realizado, en asociaciones de carácter local, se deduce
que toda asociación formal está inmersa
en un tejido social determinado, suele participar de
hecho en un tejido
asociativo de su territorio y, normalmente, está inscrita
en una entidad coordinadora o federativa.
Estas
tres diferentes formas de relacionarse tienen repercusión, de
diferente manera, en su vida como entidad. Las tres esferas de
relación (tejido social, tejido asociativo de un territorio y
coordinación formal) pueden estar separadas o, por contra,
entremezclarse o, incluso, entrar en confrontación unas con otras.
En
el tejido social se establecen muy diferentes formas de relación: el
grupo formal ideologizado (GF) suele ser una parte o casi coincidir
con la junta directiva de la asociación, la más activa. El sector
activo (SA) está formado por las personas de la Junta Directiva con
menor objetivo ideológico y por los más activos
de la asociación
(grupos o equipos de trabajo, responsables de programas o secciones,
activistas…).
También
se utiliza, dentro de las entidades sociales, otras denominaciones
para distinguir el grado de compromiso con la organización:
-
dirigente (grupo formal),
-
cuadro, activista, militante (sector activo),
-
afiliado, cotizante, socio, “voluntariado” (base social),
-
simpatizante (base potencial).
Cada
uno de ellos, por las tareas que realiza, está formalmente incluido
en el grupo que tiene más abajo. Los miembros del Grupo Formal son
también cuadros de la asociación a la vez que todos son socios y
voluntarios (aunque el término “voluntariado” se utilice a veces
sólo para definir a los que no son socios, o a los que no tienen
responsabilidades, lo que considero un error).
Estas
personas, de GF, SA y Base, pueden además estar relacionadas entre
sí por tres tipos diferentes de lazos: de amistad, familiares (de
parentesco) y económicos, además de los ideológicos ya citados,
que se entrecruzan, suplementan o chocan entre sí.
Así
también se utiliza, dentro de las entidades sociales, otras
denominaciones para distinguir el grado de compromiso con la
organización:
-
dirigente (grupo formal),
-
cuadro, activista, militante (sector activo),
-
afiliado/a, cotizante, socio/a, “voluntariado”, colaborador (base
social),
-
simpatizante, destinatario directo,... (base potencial).
Cada
uno de ellos, por las tareas que realiza, está incluido en el grupo
que tiene más abajo. Los miembros del Grupo Formal son también
cuadros de la asociación a la vez que todos son socios y
voluntarios. Aunque el término “voluntariado” se utilice a veces
sólo para definir a personas que no están asociadas, o a los que no
tienen responsabilidades internas (que yo considero un error).
Grupos
internos en una asociación y papeles que desempeñan
GRUPO
FORMAL
Estas
personas, de GF, SA y Base de una asociación u organización social,
pueden estar relacionadas entre sí por diferentes tipos de lazos. En
las asociaciones de ámbito local concreto se crean redes por
diferentes tipos de relación, especialmente de:
-
de amistad y vecinal;
-
familiares (de parentesco);
-
económicas,
-
culturales,
-
y las redes de carácter ideológico.
Todas
se entrecruzan, suplementan o chocan entre sí. Cuando analicemos las
evoluciones de las asociaciones en las diferentes décadas veremos
que GF, SA y BS van cambiando su composición (por ejemplo los GF
cada vez son menos numerosos) y que también han surgido conflictos
internos en que se han mezclado las raíces político-ideológicas
con las culturales, de amistad, etc.
Utilizamos
en esta obra indistintamente el término comunidad de vecinos o
barrio (o microbarrio, pueblo,...) para referirnos a unidades
territoriales “naturales”, en el sentido de que sus habitantes
tienen una percepción directa de su unidad, separada de otros por
barreras urbanas, con hitos y puntos de referencia. Normalmente son
unidades más pequeñas, de menos de 5.000 habitantes, que los
barrios administrativos o distritos municipales de las grandes
ciudades. Y es donde se han creado la mayoría de las asociaciones,
con base territorial local, en las primeras décadas democráticas
modernas: vecinales principalmente, pero también las culturales,
juveniles, de madres y padres de alumnos/as (AMPAS), etc.
[En
próximas entradas de este blog seguiremos publicando algunas partes
significativas de esta obra. Las referencias bibliográficas
completas figuran en el último capítulo del libro]
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