7 de abril de 2020

Año I d.c. (después del coronavirus)

En el año uno de la nueva era hemos reaccionado igual frente a la epidemia que en épocas anteriores, del siglo XIX y XX, incluso muy parecido a las de la antigüedad: hemos esperado a que la epidemia llegara, sin apenas previsiones. Era algo que ocurría lejos. La falta de preparación ha sido especialmente dramática en los países europeos del mediterráneo y en Estados Unidos. No en otros países, Alemania, Corea del Sur, etc., sí han sido previsores y la pandemia no está causando estragos.
Algunas cifras lo siguen mostrando: hasta la semana pasada se estaban haciendo 15.000 test de detección en España, en Alemania 500.000 semanales desde el principio de la pandemia (datos de Helena Legido, investigadora, 1/04/20). Ahora el ministro de sanidad español anuncia que ya se están haciendo más de 10.000 al día y que se va a repartir un millón de test a las Comunidades Autónomas. Es decir que, para el conjunto de España, se va a disponer próximamente de los test equivalentes a lo que en Alemania gastan cada dos semanas desde hace tiempo. Lo dicho, que tenemos la mejor sanidad del mundo -o creíamos tenerla.

También se cambia respecto a las mascarillas. Después de varias importaciones masivas y cuando parece que por fin van a estar disponibles… ahora sí se recomienda su uso, antes no. Hasta hace unos días las autoridades españolas decían, y repitieron hasta la saciedad los medios de comunicación, que llevar mascarillas por la calle o para hacer la compra no era necesario, que no servía. E incluso podía ser contraproducente, ya que, si se ponen mal, dan una falsa sensación de seguridad. Ahora ya no. El Rey y el Presidente de Gobierno han aparecido con mascarilla en los pocos actos públicos realizados, y el argumento de que no servían se va por la alcantarilla.
Algunos especialistas han llegado a decir que, si se recomendaba, todo el mundo querría adquirir mascarillas y faltarían para los que más las necesitaban (personal sanitario, de seguridad, etc.), que esto es un argumento más para no recomendar su uso masivo. Es tanto como decir: NO existe el Estado, si lo recomendamos algunos las tendrán y otros -personal público- no. El Estado no existe pues, no es capaz de organizar su adquisición y uso ¿No habíamos quedado en que estábamos en un Estado de Alarma? El material básico de seguridad ¿lo controla el Estado o solo quién se lo puede pagar? O ¿es que la sanidad pública y el ejército compran las mascarillas y el material de protección en las mismas tiendas de chuches que todo el mundo, bajo la ley de la oferta y la demanda?
En enero ya se confina a la población china y el uso de mascarillas es obligatorio, pero aquí, todas estas autoridades y jefes de la sanidad de las CC.AA. y española, o de Italia, ¿en qué estaban pensando?
En el anterior artículo sobre el tema (El virus que cambió la Historia) decía que “La crisis mortal del coronavirus durará dos o tres meses ... Durante uno a dos años tendremos restricciones de movimientos, precauciones higiénicas y sociales, tanto impuestas como voluntarias... pero ya nada será igual”, no volveremos a lo mismo. Se consideró excesivamente pesimista. Ahora vemos que la situación sanitaria-mortal en España va lentamente a mejor, pero todo lo demás va a peor. Esto no es un paréntesis en nuestra historia, es otra Historia. Cuanto antes nos demos cuenta, antes reaccionaremos y nos prepararemos para la nueva Historia que acaba de comenzar. De momento sabemos que están cambiado muchas cosas, dos de ellas: nuestra concepción sobre el tiempo y sobre los servicios públicos.
La comunicación y la economía a peor
Las ruedas de prensa del Gobierno han ido a peor. Al principio de la Alarma eran rigurosas, daban sensación de seriedad y seguridad. Ahora aburren. Horas y horas de comparecencias públicas de ministros y comités repitiendo las mismas ideas, sin concretar prácticamente nada. Especialmente lamentable la del Presidente del pasado viernes 3, anunciando más estados de alarma indefinidos. La mitad del tiempo diciendo lo duro que es esto para todos y la otra mitad diciendo que saldremos y que él es quien más lo siente. O sea, diciendo lo que ya sabemos. En plan cura, alabando lo buenos y disciplinados que somos la mayoría de los españoles. Los apelativos a “yo mejor que nadie… comprendo que, sé, conozco, lo siento más que nadie” ¿a qué vienen? Solo concretó la acción próxima en el turno de las preguntas, seleccionadas por sus asesores, y manteniendo la negativa a las preguntas en directo. Afortunadamente esto cambia el lunes 6 que se admiten preguntas en directo.
En las ruedas de prensa, ministros y altos cargos responden con vaguedades a preguntas concretas. Aplican el principio de tu pregúntame lo que quieras que yo te responderé con lo que me de la gana.
A pesar de todo ¿se imaginan lo que sería esta crisis con un gobierno de Aznar-Casado o Rajoy? Escuchen a Ayuso (C. Madrid) y se harán una idea. O hagamos memoria (los hilillos del Prestige, la invasión de Irak, etc.).
La economía. Hace unos años nos preguntábamos:
¿Por qué España es el país en que más ha aumentado la desigualdad con la crisis desde 2008, pasando de estar en posiciones intermedias [en Europa] a ser el más desigualitario? … 1. El punto de partida es una sociedad desigualitaria, (…) 2. Un modelo económico débil, basado en exceso en los servicios y el turismo y, desde finales de los noventa, teniendo a la especulación inmobiliaria como motor. Este modelo supone que cuando Europa estornuda España coge la gripe.” (Alberich y Amezcua, 2018:40. Desigualdad, clases y bloques sociales). El modelo económico de 2008 sigue igual.
Estados Unidos lo peor de lo peor, caminando hacia el millón de fallecimientos
El sueño norteamericano hiperindividualista hace aguas por todos lados. De qué me sirve tener dinero si no me puedo relacionar con nadie, ni puedo viajar, salir, por el miedo. Sí, el dinero sirve para muchas cosas se dirá. Con dinero puedo hacerme test a mí mismo cada poco y a todos los que me rodean, o no entraré en contacto con ellos si no los pasan. Efectivamente una minoría estará fortificada frente al virus. El cordón sanitario total. Y tendremos los Immunity Passport, otorgados a los que ya han pasado el virus y -se supone- no pueden adquirirlo y transmitirlo. Necesarios para poder transitar e ir a los trabajos y a muchos sitios.
Pero la economía se va a pique. La estrategia de Trump (y de Johnson en GB) ha sido la de tranquilidad, aquí no pasa nada, que se extienda el virus, habrá muertos pero a medio plazo la sociedad se autoinmuniza y la economía apenas se para, solo un poco y durante poco tiempo. No hacen falta los confinamientos.
Pero cuando algunas instituciones y estudios indicaron al gobierno norteamericano que, si no se tomaban medidas radicales preventivas y de confinamiento, la pandemia causaría de uno a dos millones de muertes en los próximos meses, no les ha quedado más remedio que cambiar de estrategia y “recomendar” confinamiento y medidas protectoras. Y eso teniendo en cuenta que el número de muertes oficiales siempre es menor que el real causado por el virus, en todos los países, ya que mayoritariamente no se hacen autopsias, está habiendo muertes no diagnosticadas en casa y en residencias, etc. Todavía Trump está diciendo que una bufanda protege tanto como una mascarilla… cambiará el discurso cuando tengan mascarillas para venderlas masivamente.
La economía norteamericana ya dejó de ser la primera del mundo frente a la China. Eso sí, sus fuerzas armadas sí son las más poderosas. Mantienen bases militares en más de cien países, en todos los confines del planeta. Pero ¿de qué sirven estos enormes ejércitos y gigantescos gastos militares, con sus grandes armas de destrucción masiva y total, frente a un enemigo invisible? Hemos visto muchas películas en que grupos terroristas querían lanzar virus mortales sobre la población, pero resulta que, aquí y ahora, las secciones de las fuerzas armadas preparadas para la guerra bacteriológica son ridículas, a pesar de que existen desde hace más de medio siglo.
El número de parados se multiplica en todos los países. En EEUU más. Dentro de pocos días será el país con más fallecimientos por coronavirus y dentro de unas semanas el que su economía caerá más. Millones y millones de parados. Ante esta situación pueden ocurrir varias cosas.
Puede ocurrir que la situación se solucione poco a poco. Es la que espera su Gobierno. Sigue pensando que viven en una sociedad de posibilidades infinitas, el sueño americano, con la fe ciega puesta en la ciencia y en la investigación biotecnológica. Piensan que las farmacéuticas conseguirán pronto una medicina que cure la enfermedad vírica (aunque sea cara, solo para el que se la pueda pagar) y que, unos meses después, se logrará una vacuna. Pero, si no se consigue pronto una medicina salvadora, pueden ocurrir otras situaciones más pesimistas, como estallidos sociales de gran magnitud y/o el inicio de una guerra:

Lo primero por: 1, lo insostenible de las diferencias socioeconómicas, con millones de nuevos parados y familias en la pobreza, 2, es el pueblo más armado del mundo. En los primeros días de la pandemia, lo que más compraron los norteamericanos fueron armas. Los comercios confirmaron que las ventas estaban disparadas (nunca mejor dicho) y que la mayoría eran nuevos compradores, que por primera vez adquirían armas. Un estallido social en esta situación puede ser de una violencia inimaginable, con resultados comparables a una guerra.
Ante tanta calamidad y en un sistema tan absurdo, que deja morir por virus y hambre a millones de personas, la otra vía de distracción es la de iniciar una guerra convencional. Una vía de escape típica para los gobiernos en crisis a lo largo de la historia. Cuando Nixon estaba a punto de impeachment por el Watergate, movilizó a las fuerzas armadas con armas nucleares en todo el planeta (incluidos sus barcos de guerra con bombas atómicas) por una supuesta situación de crisis con la Unión Soviética. Era una maniobra de distracción. No tuvo más remedio que dimitir en 1974 y la crisis desapareció. Ahora Trump, que ya ha ganado su propio impeachment, puede iniciar una guerra de invasión en Venezuela o Irán. Es lo que saben hacer algunos, y USA es el mayor especialista en esto. El mayor peligro para la paz mundial.
¿Crisis total del capitalismo? ¿Ha llegado a su fin? ¿Habrá más muertos por la recesión económica que por el virus?


La crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con un sector público potente, comprometido con las clases populares; del mismo modo que, más allá de la enfermedad, los grandes desafíos que tenemos por delante en materia de igualdad, sostenibilidad, democracia y decencia requieren una estratégica intervención del Estado” (Manuel Garí y Fernando Luengohttps://blogs.publico.es/dominiopublico/31461/union-europea-una-nueva-decepcion/)

Casi nadie duda de que por esta crisis se demanda más servicios públicos, eficientes y de calidad, también más Estado, Estados más fuertes. Esto supone también una revisión ideológica y de actualización de las teorías políticas. No solamente muestra la falsedad e inutilidad de las teorías neoliberales globalizadoras y del libre mercado que vive a costa del Estado. También las corrientes partidarias de la autogestión radical, del anarquismo, los pensamientos que propugnan más autogestión descentralizada y menos Estado, tendrán que asumir que ahora se demanda lo contrario, más Estado, más Unión Europea y más OMS-ONU. Más Estados democráticos y más participación sí. Pero más Estado y más UE al fin y al cabo.
Esto no significa quedarnos solo con la cantinela de “El capitalismo de Estado de China se ha revelado más eficaz”. Los partidarios de un Estado más autoritario se multiplican y, para responder, la izquierda no se puede quedar en el discurso de que lo que hace el Estado chino aquí es inasumible. Es cierto. Pero hay que presentar alternativas democráticas eficaces. Si no, con más de cien mil de muertos solo en la UE en las próximas semanas, la batalla ideológica estará perdida.
También sostienen algunos que esto es la crisis total del capitalismo, o que, al menos, la globalización y el capitalismo neoliberal han llegado a su fin.
Afirmaciones parecidas se dijeron con todas las crisis: la de 1971-73 y más aún con la Gran Recesión de 2007. Pero luego vimos que no. El capitalismo sigue y reforzado. Y están los más realistas, que sostenemos que el capitalismo y la globalización como los hemos vivido hasta ahora dejarán de existir solo en el sentido de que cambiarán y mucho a partir de ahora, pero que seguirán existiendo en las próximas décadas, ¿de qué diferente manera? Dependerá de cómo actuemos la mayoría social. De cómo nos organicemos y respondamos ante el mundo nuevo que está naciendo.

J. Ramoneda pronostica que los neoliberales defenderán que esto simplemente es una crisis más del sistema, como tantas otras. En unas pocas semanas, en cuanto pase la crisis sanitaria, hay que volver a lo mismo. Pienso que se van a instalar dos tipos de discursos, como ha pasado en crisis anteriores. 1. De cara a su fundamentación teórica el neoliberalismo defenderá que esto es una crisis más, que hay que volver a lo de siempre, con leves cambios (mercado libre, el Estado al servicio de las empresas, con más Estado autoritario pero no más Estado de Bienestar, etc.). 2. Pero, hacia fuera, el discurso será ligeramente diferente. Las crisis siempre son aprovechadas por el capitalismo para recortar derechos y reducir el poder de las clases trabajadoras. Públicamente los representantes de la patronal, las grandes corporaciones y los partidos de la derecha no van a defender en lo concreto “hemos salido de la crisis sanitaria, volvamos a la situación anterior”. Su discurso va a ser aún peor. La oligarquía va a defender que: se han perdido dos, tres millones de puestos de trabajo (solo en España), ahora no es el momento de políticas equitativas y sociales, no es el momento de los impuestos, para crecer hay que trabajar más con menos salarios. Hay que apretarse el cinturón (el que lo tenga). Ya que todos hemos perdido dinero y especialmente los pequeños empresarios y los autónomos (los nuevos santos de la economía), deben trabajar los que estén dispuestos a sacrificarse más horas por menos retribución. Es la conclusión de lo que significa volver a tener un gran “ejército de reserva”, millones de parados, esperando para conseguir trabajar como sea. ¿Recuperar el impuesto de sucesiones, de donaciones, de…? Eso no, eso es malo para la economía ¿Poner el IRPF al nivel de la media europea? No, eso es malo.
Solo falta que nos digan que el problema es que vivíamos con felicidad por encima de nuestras posibilidades.
En fin, estamos en el año uno de la nueva era DC, no después de cristo, después del coronavirus. El destino no existe. Lo más inesperado ha ocurrido. La Historia no está escrita, está por escribirse. No dejemos que nos la escriban otros.

Una nueva generación nace, nacemos, más fuerte y resistente. Pasada la pandemia queda la reconstrucción. 

9 comentarios:

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  2. Estimado Tomás:
    Soy el mismo Antonio Tenorio al que haces referencia en tu anterior post.
    No; no te agradezco el artículo que has publicado aquí y, casi en paralelo en el diario de difusión nacional Publico.es. y son varias las razones, pero las más importante es porque creo que te equivocas de plano en encabezar tu trabajo con una crítica injustificada hacia las políticas de salud pública que ha llevado, que ha podido llevar, nuestro gobierno.
    No hablo de nuestro Estado, que de eso hablaré más tarde.
    EL “DESCABEZAMIENTO”
    En encabezamiento de tu artículo empieza con datos erróneos o confusos que podrían ser tomados de las muchas páginas y cuentas con falsas noticias para luchar contra una gestión que, sinceramente, creo ha sido eficaz. Los relativos a ensayos diagnósticos (tests) son irreales, aunque demuestran el poderío de las grandes potencias: mientras en España se hacían cada día entre 15 y 20.0000 ensayos, en Alemania han estado haciendo 125.0000 y quieren llegar a 200.000. Pero eso tiene una explicación, que se basa no tanto en la previsión de la pandemia, sino en el poderío del Estado Nación alemán, que bloqueó la exportación de excedentes de reactivos de diagnóstico, y de mascarillas, y de respiradores, y de cualquier producto que pudiera ayudar a hacer frente a esta pandemia. Recientemente lo han hecho también EE.UU. de América y otros, dejándonos como pobres desabastecidos a los demás países.
    Del problema de las subastas de los precios de las mascarillas ya se ha enterado hasta el Gobernador de New York, que se muestra escandalizado de cómo tiene que pujar frente a otros Estados de los USA e incluso frente a su propio Gobierno en Washington. No te extrañes de que aquí hayamos tenido que racionalizarlas; primero a los que más las necesitan: enfermos y quienes les atienden. Cuando haya para todos, se repartirán, tal y como recuerda una y otra vez la Organización Mundial para la Salud, el ECDC (Centro Europeo para el Control de las Enfermedades) y nuestro propio Gobierno.
    Tus críticas al gobierno en España en este tema debo considerarlas irresponsables, pues dan pábulo a afirmaciones injustificadas, y esta vez desde posiciones supuestamente reflexivas y bien fundamentadas. Es fácil asimilar este tipo de opiniones “a la ligera” a la desinformación que nos rodea y no me resulta agradable decirlo (decírtelo)
    LOS ESTADOS
    Este es otro punto, y en el que ya no soy el es especialista de salud pública, sino un ciudadano que también opina.
    Hemos visto en esta crisis cómo los Estados Nación han impuesto sus criterios, incluso por encima del Mercado, que está prudentemente activo (especulación) y callado (expectante). La ciudadanía, mientras, sólo se expresa para aplaudir el valor de lo público.
    Mientras, los científicos están encontrando un hueco para asesorar a los políticos, ya sea en materia de salud pública o en materia de comunicación -de psicología- social, soltando a dosis homeopáticas las graves consecuencias de todo ello. Los matemáticos hacen modelos, los economistas y los epidemiólogos trabajan sobre los modelos que han elaborado o están proponiendo, los ecólogos estudian las nuevas interrelaciones entre virus y hospedadores, los sociólogos reflexionan, … y aciertan o no, porque la ciencia es así y aporta evidencias, aunque nunca sabe de certezas, sino de aproximaciones para interpretar la realidad.
    Los políticos se erigen en portavoces del saber, o en ocasiones como ésta, se arropan en esa ciencia que, por definición, carece de certidumbres.
    ¿Y los ciudadanos, los aldeanos, los marginados? No; ellos no cuentan nada en esto, al menos de momento. ¿Cómo abordarían las mujeres dar la sociedad que nos espera?, ¿cómo debe organizarse la sociedad en su conjunto?
    Ni ellas ni nosotros contamos de momento para nada, pero nos esperan muchos meses muy duros y tendremos tiempo para reflexionar y decidir si queremos más Estado Nación, más Estado plurinacional, o decisiones más cercanas y más basadas en la evidencia científica y en el apoyo mutuo, desde la escala local a la internacional.

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  3. Gracias Antonio por tus detallados comentarios. Solo voy a responder a lo que dices al principio, que me parece totalmente injusto. Responder o comentar todo me llevaría a otra entrada de blog, que tal vez sea necesaria más adelante, pero no ahora ya que en la mayoría de los temas estoy de acuerdo con tus afirmaciones y en lo principal no estás diciendo cosas muy diferentes a las que yo digo. Pero al comienzo dices que son utilizadas fuentes no fiables incluso dices "tu artículo empieza con datos erróneos o confusos que podrían ser tomados de las muchas páginas y cuentas con falsas noticias". Por favor Antonio, yo utilizo fuentes oficiales o al menos contrastables. El dato que rechazas, pero solo en parte (en el fondo mi argumento no lo rechazas), sobre los test en Alemania, es de una entrevista a la especialista a la que exactamente yo cito, Helena Legido, entrevistada en el telediario de TVE1 el día citado. Se pueden ver otros artículos de esta investigadora en medios de comunicación: https://www.eldiario.es/sociedad/coronavirus-inversion-sanidad-helena-legido_0_1009999198.html

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    1. Estimado Tomás:
      Te quejas porque digo que “tu artículo empieza con datos erróneos o confusos que podrían ser tomados de las muchas páginas y cuentas con falsas noticias“ para criticar la gestión del gobierno. Tengo pues que explicarme, intentando no aburrir al personal.
      LOS TESTS: DATOS ERRÓNEOS O CONFUSOS
      Probablemente el origen de la confusión de los datos se deriva de que la fuente haya sido una entrevista en televisión, y en la dificultad de asimilar ahí a qué se refiere cada cifra. Veamos.
      Cuando dices que “hasta la semana pasada se estaban haciendo 15.000 test de detección en España, en Alemania 500.000 semanales desde el principio de la pandemia“, no dices que las cifras en España (15-20.000) son los ensayos realizados cada día. Las cifras corregidas supondrían una presentación de la realidad más proporcionada. La realidad la puedes ver en la página que recoge las estadísticas mundiales en este tema (https://www.worldometers.info/coronavirus/) y que dicen que en España, a fecha de ayer, se habían hecho 355.000 PCRs en España y 1.317.887 en Alemania en proporción 1 a 4. Las cifras, si las corriges por millón de habitantes, son menos llamativas: 7593 PCRs en España y el doble, 15730 en Alemania.
      Por otra parte, cuando concluyes “Es decir que, para el conjunto de España, se va a disponer próximamente de los test equivalentes a lo que en Alemania gastan cada dos semanas desde hace tiempo” estás comparando los nuevos tests que se han adquirido recientemente en España (para detectar anticuerpos: Serológicos) con los que se han estado haciendo en Alemania (para detectar virus: PCR). No puedes comparar churras con merinas.
      Sobre todo, no puedes criticar que se hayan hecho menos tests en España como si ello dependiera del Gobierno, cuando se debe esencialmente a que Alemania, principal productor en Occidente, cerró sus mercados a la exportación no autorizada de productos de biología molecular desde que el brote se detectó por primera vez en Europa, en la ciudad baviera de Stockdorf, Demasiado bien estamos gestionando aquí y en otros países las consecuencias de esa decisión.
      EL CAMBIO DE CRITERIO EN LA RECOMENDACIÓN DEL USO DE LA MASCARILLA
      Ese es otro de los argumentos que utilizas para criticar la gestión del gobierno. Creo que ya expliqué en mi anterior comentario que todos los organismos internacionales han recomendado priorizar su uso mientras hubiera escasez de mascarillas. Cuando haya suficientes, se recomendará su uso generalizado. No creo pues que haya habido mala gestión y sí imagino a los incendiarios de la oposición usando el mismo argumento para atacar al gobierno.
      CON TODO MI RESPETO
      Creo que te has equivocado en usar estos argumentos como antecedentes para desarrollar tu tesis. Y mira que lo siento, pues tengo muchos motivos para admirarte.

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  4. Querido Tomás:
    No he podido evitar que se me dibujara una sonrisa en la cara mientras leía: "Y están los más realistas, que sostenemos que..." Los que sostenéis que ... tendríais que probar que eso es lo "realista", no darlo por hecho, mientras que se da por probado que las otras hipótesis no lo son, o no lo son tanto como la vuestra. Yo prefiero recordar a mi tocayo Federico Engels, que cuando se les reprochaba (a él mismo y a su amigo Carlos Marx) que sus predicciones no se habían cumplido respondía: nosotros nunca ponemos a hervir las marmitas del porvenir.
    ¿Qué hay de nuevo en esta coyuntura? la brusca detención de la actividad productiva. ¿Productiva de qué? Pues... de muchas "cosas" (bienes y servicios, dicen los economistas); por ejemplo, la Policía "produce" seguridad; etc. Sin embargo, nos preguntamos ¿es la "necesidad" de esas cosas la que impulsa la actividad productiva? y aquí nos metemos en un filosófico "jardín", pues al término "necesidad", tan aparentemente obvio, le sucede lo que a aquellas famosas mesas que "comenzaron a danzar cuando todo el resto del mundo parecía estar sumido en el reposo... pour encourager les autres [para alentar a los demás]". Se trata de una broma que Marx nos hace en El Capital, con la que nos alerta sobre la simplicidad tramposa de las palabras (pág. 87 de la ed. siglo XXI).
    La pretensión de objetividad está condenada al fracaso; por eso mismo hemos de luchar permanentemente por ser objetivos, o, si no lo entiendo mal, por ser "realistas". Es decir mucho, pues se trata de intentar sostener nuestras opiniones al modo que lo hace la ciencia; aunque, sabemos que tampoco la ciencia tiene garantizada la objetividad. Mucho más complicado es ser "objetivo" o "realista" en asuntos -los sociales, los políticos y los económicos- dónde lo opinable, lo no demostrable es tan característico. Pero es un esfuerzo que merece la pena.
    La cosa se plantea, a mi modo de ver, así: "la Historia que está por escribirse", como dices al final, será, también, la de las luchas de clases. Ya; ya se que suena rancio; pero ¿qué le voy a hacer? La cuestión es que no discutimos: calificamos y descalificamos. Rancia o no, la tesis se puede debatir ... ¡¡¡si se desea!!! Cierto que los hechos de la Historia, los crímenes cometidos en esas luchas en nombre de los hermosos valores de la Igualdad y de la Fraternidad (lo de la Libertad, ya veremos y ya veremos "para qué") han llevado a muchos a la precipitada conclusión de esa Lucha es criminal y, además, que la teoría que sostiene que la historia, "Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases", es una falsa teoría. ¡Son tantos los malentendidos que habría que aclarar! Aquí no afrontaremos esa tarea. Más bien, iremos a nuestra historia concreta, que es el asunto del que tratas en este escrito.
    continua.....
    Federico Soto

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    1. Después de haberla dado por Finalizada, la Historia, como la hada malvada del cuento de la Bella Durmiente, hizo su brusca irrupción en el Mundo Feliz y burbujeante del apogeo neoliberal del capitalismo: fué el 11 de Septiembre de 2001, con el ataque que derribó el Centro del Comercio Mundial (el World Trade Center, que era así como se llamaban las Torres Gemelas de Nueva York). Aprovecho para dejar constancia de la revitalización de aquel refrán que dice: "torres más altas han caído"; no debe olvidarse.continua...

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    2. La acumulación del capital ya estaba, para entonces, en crisis; los recursos financieros acumulados no encontraban oportunidades de inversión rentable en la industria, ni en la actividad productiva en general. Faltaba una demanda solvente, que retirara del mercado las mercancías; así que se decidió lo "normal": una guerra, la de las famosas "armas de destrucción masiva" que, según nos mintieron, tenía Sadam Husein. El despropósito creado por la invasión de Irak no ha terminado; se ha convertido en un monstruo inmanejable, que se extiende desde la frontera con Pakistán hasta Libia; de momento.
      Pero, aún no había llegado la Gorda.
      Los capitales financieros "excedentes" (en el sentido antes dicho) se destinaron a la construcción y, mediante unas ingeniosas "innovaciones financieras", se acumuló y concentró la propiedad, es decir, el capital disperso entre numerosas familias de las clases medias, en manos de aquellos financieros: sencillamente, se robó con toda legalidad una parte de la riqueza dispersa; y, también, con la ilegalidad, como fue el caso de las "preferentes" emitidas por las Cajas de Ahorro en nuestro país. Las ganancias no venían de la "normal" explotación de la producción capitalista; eran puro robo o, si se prefiere, "redistribución" de la riqueza que, de encontrarse en muchas manos, pasó a unas pocas. Pero, las ganancias "normales" no levantaban cabeza.
      Cuando el pufo reventó, un NEGRO fue el elegido para ocupar la Casa Blanca. Lo llevó hasta allí, a Barack Obama, el terror de aquellas clases medias que veían sus ahorros colocados en los Fondos de Pensiones, o de Inversión, desaparecer a velocidad de vértigo. Y, como ya es rutina, a la socialdemocracia fracasada le siguió, ocho años después, el fascismo: Donald Trump ganaría las elecciones.

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    3. Entre tanto, a la Gran Depresión (hay quien dice "Recesión"), inaugurada en 2008, no fue seguida por la cacareada "recuperación", a no ser que se consideren como tal a la depresión brutal de los salarios, la precarización no menos brutal de los empleos, los recortes salvajes de los servicios públicos, etc., etc., etc. Lo cual no soluciona el problema primero: la debilidad de una demanda solvente que retire del mercado la producción, con unos precios que dejen unos beneficios también "normales". Pues bien, el Final de la Historia resultó ser el final de aquel feliz y burbujeante mundo anterior; y con ello, la "mala leche" popular reapareció y el "pasotismo" pasó a mejor vida. Los sistemas y las instituciones políticas se fueron al carajo; el Parlamento español, sin ir más lejos, lleva cinco años sin ser capaz de investir un Presidente que pueda formar un gobierno ESTABLE. Y un rey hubo de abdicar, dejando a su heredero a las puertas del infierno: la Monarquía, lo dicen los más circunspectos analistas de derecha e izquierda, pende de un hilo. Y, claro está: el miedo del capital le lleva a sacrificar una a una sus cartas: sacrificó a Grecia, sí, pero lo pagó con el BREXIT; y, está sacrificando a la mismísima Unión Europea, dejando que los fascistas vuelvan para, apelando a la barbarie patriótica, se alcen como instrumento de terror contra la ciudadanía. Claro que esto trae "malas" consecuencias: en EE UU, por ejemplo, el SOCIALISMO ha dejado de ser "pecado", un grandioso mérito que agradecer a Bernie Sanders. Es la incorporación MASIVA a la lucha política de las grandes masas sociales lo que tiene los nervios del sistema destrozados. (Todo lo anterior no es sino un eufemismo de lo que, sin más rodeos, significa: el agudísimo recrudecimiento de la Lucha de clases).Entre tanto, además, dos "problemitas" con los que nadie contaba se han sumado a la fiesta: las mujeres y la naturaleza. La crisis del coronavirus forma parte de este último, y se ha presentado, como siempre ocurre con estas cosas, por donde no se esperaba (el cambio climático era el problema estrella del ecologismo, pero este virus le ha robado el protagonismo; pronto se podrá ver la intimidad con la que están relacionados). El parón de la actividad productiva EN TODO EL MUNDO representa una catástrofe que, ya pueden especular lo que gusten los columnistas de El País y de los demás medios: será inmanejable y de trascendentales e ignotas consecuencias.
      De acuerdo contigo: "La Historia no está escrita, está por escribirse. No dejemos que nos la escriban otros... " Pero, "Pasada la pandemia queda la reconstrucción"... ¿de qué? de la conciencia política que pasa por la comprensión, por debajo de los fenómenos visibles, de la subterránea LUCHA DE CLASES.
      Gracias por el artículo y un abrazo,
      Federico Soto

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    4. gracias Fede por tus opiniones.
      son tan amplias que no te contesto, ya iremos comentando estos temas en futuras entradas del blog. Solo a una cosa, cuando digo: "realista" es porque opino que eso es lo que más probablemente va a pasar, simplemente es mi opinión, la prospectiva es lo que tiene (palabra horrible), luego unas veces se acierta y otras no, pero esto es solo un detalle en el conjunto del artículo, no más. (PROSPECTIVA: Conjunto de análisis y estudios realizados con el fin de explorar o de predecir el futuro en una determinada materia, según la RAE, y por la que siento cierta inclinación)

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