7 de abril de 2021

Nuevas élites y viejos nacionalismos

 

¿Y si el problema no fuera ni Catalunya ni España? ¿Y si el problema fuera Madrid? No Madrid como ciudad, ni como conjunto. Madrid como lugar donde una pequeña élite improductiva siente peligrar sus privilegios. La casa real, el corpus político, la ingente cantidad de funcionarios de alto rango, la cúpula militar, los miembros de los consejos asesores de las mayores compañías del país, la plana mayor de la judicatura superior, conferencias episcopales, cortesanos mediadores e intermediarios con el poder, etc, etc. Es una masa poblacional que no produce absolutamente nada… https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2021/03/y-si-el-problema-fuera-madrid.html


Este reciente artículo de Iñaki Anasagasti me ha recordado lo que me comentó un amigo catalán, que hizo una visita a Madrid durante unas semanas a principios de los años 80. Después de estos días nos confesó que la idea que tenían muchos catalanes sobre Madrid era la de una gran ciudad poblada por decenas de miles de funcionarios, señores trajeados y con bigotito, parásitos sociales que “trabajaban” en los Nuevos Ministerios o en los miles de oficinas de centros oficiales y administraciones de la capital, o de las fuerzas armadas, la iglesia etc. al servicio del poder de un Estado centralista. Pero este amigo estuvo viviendo esos días en Usera y visitó los barrios y zonas industriales cercanas, de Villaverde, Vallecas, Carabanchel... se sorprendió cuando vio que había miles de empresas productivas de todo tipo instaladas en la periferia madrileña, zonas industriales donde vivían decenas de miles de obreros de los que desconocía su mera existencia. Su idea sobre Madrid cambió.

El análisis de Anasagasti sorprende porque ¡cuatro décadas después! manifiesta las mismas ideas y estereotipos sobre Madrid. Anasagasti, que ha sido durante décadas representante institucional, diputado en el Congreso y senador, parece que hoy sigue confundiendo lo vivido con las élites de las Cortes y el circuito social de la carrera de San Jerónimo con la realidad madrileña.

Realmente en Madrid no hay decenas de miles de obreros, son cientos de miles. La población activa de la Comunidad de Madrid son 3,15 millones, de los que casi medio millón son trabajadores de la Industria y la Construcción. El Sector Servicios es ciertamente el económico mayoritario -como en todas las economías europeas- porque incluye diferentes subsectores, por ejemplo, agrupados en categorías económicas implícitas tenemos en números redondos: 80.000 trabajadores en I+D (31.000 en universidades y 33.000 en empresas), casi medio millón de ocupados en 69.000 empresas TIC, casi cuatrocientas mil personas trabajan en el sector Turismo (con hostelería), doscientas mil en Cultura, 83.000 profesionales en el Servicio Madrileño de Salud y 55.000 docentes en la educación pública no universitaria de la Comunidad de Madrid. Suponemos que toda esta población no será considerada parasitaria.

Anasagasti, histórico político con fama de serio y pragmático -como suele ser su partido el PNV- realiza un análisis pobre y trasnochado, pero lamentablemente me temo que compartido por miles de vascos y catalanes, que siguen teniendo la misma opinión sobre Madrid desde el siglo pasado y más. Pobre porque no da ningún dato, ni ninguna alternativa para enfrentarse a esas élites parásitas, que como su nombre indica se supone que viven de chuparle el dinero al resto de España. Su única alternativa es el separatismo o, como dice al final, termina su artículo indicando que “si alguien me convence de que hay un proyecto para acabar con esa élite extractiva, improductiva e hipercentralista, me alisto ya mismo”. Indica que le convencería el federalismo si planteara una alternativa para acabar con esa dominante élite parasitaria.

Anasagasti se expresa como si estuviéramos en los estamentos y señoríos feudales de la España de siglos pasados que, ciertamente, duraron aquí más que en otros países europeos, en algunos aspectos hasta bien entrado el XX. Pero ¿es esa la realidad actual?

Es también pobre porque no compara con otras ciudades u otras naciones. Capitales como Londres, París, Bruselas, Berlín… ¿no tienen esas élites? Siguiendo su argumentación, para reducir el poder de La City de Londres, que es una de las capitales de la especulación financiera mundial, lo mejor es ¿el separatismo escocés? Para que no haya tanto funcionario en Bruselas lo más efectivo qué sería ¿acabar con la Unión Europea?

Critica a la izquierda porque no habla de acabar con esa élite parasitaria, pero su alternativa más plausible es el separatismo, indica que en Madrid viven las élites de fuerzas armadas, de la iglesia, de la judicatura, de la monarquía y de grandes empresas/corporaciones estatales e internacionales. Insisto en preguntar ¿no existen esas mismas élites o muy semejantes en cualquier capital de cualquier Estado europeo? O, incluso ¿no existen esas élites con los mismos nombres o parecidos en cualquier capital de cualquier Estado del mundo? ¿cuál es el hecho diferencial de Madrid y de España?

Tal vez se piensa que el capitalismo gobernante en otros países (EEUU, UE...) está dirigido por afanosos empresarios, emprendedores dedicados a la innovación y a la producción de bienes para la sociedad, trabajando en investigar e inventar. La realidad es que, junto a estos -que seguro que existen- está el capitalismo especulativo que es el que más dinero mueve en el mundo, el que manda y que vive de mover el dinero y de especular como su propio nombre indica, es decir comprar, vender, comprar y revender constantemente mercancías, productos financieros, productos agrícolas en el mercado de futuros para que suban los precios, incluido el agua, y que provoca miles de muertos anuales por hambre y la miseria para millones de personas. Estas corporaciones que manejan los productos especulativos financieros son los que más dinero tienen y mueven en el mundo y son por lo tanto los que más mandan en las economías nacionales e internacionales. Todo esto para los separatistas ¿son élites parasitarias o empresarios productivos?

La solución sería separarse de España, para que así otras élites (de Cataluña - País Vasco) que han sido tradicionalmente colaboracionistas del Estado español, como él mismo indica, tuvieran todo el poder en esas nacionalidades históricas convertidas en nuevos estados.

¿No es más bien un problema de clases sociales más que de centro-periferia? ¿Dónde está la contradicción principal para perpetuar un sistema social tremendamente injusto? ¿en la contradicción capital-trabajo o en la de centro-periferia? Las élites, es decir la oligarquía nacional e internacional tiene intereses diferentes a los del resto. En la sociedad actual de los dos tercios tenemos por un lado el poder de las clases sociales dominantes, les llamamos élites para señalar lo que deberíamos de decir: “oligarquía” el poder de unos pocos, conglomerado del poder económico-político-mediático, que se enfrenta a los otros dos tercios: el de las clases sociales trabajadoras (profesionales, empresarios autónomos, trabajadores cualificados y no cualificados) y el último tercio, los que están por debajo de la línea de exclusión (precariados, trabajadores subcontratados o migrantes sin contrato legal, parados, pensionistas empobrecidos, etc.).

Sorprende que Anasagasti, que ha vivido toda su vida como representante institucional del partido conservador PNV, siga con la cantinela de que la culpa la tiene Madrid. ¿Realmente piensa él o el PNV que hay que erradicar a esa “élite parasitaria” en la que incluye a los dirigentes y accionistas de las grandes corporaciones? O es que los grandes empresarios que están en esas corporaciones ¿si están en Madrid lo hacen mal, si están en Bilbao o Barcelona entonces sí, bien?

La sociedad injusta en la que vivimos parece ser más responsabilidad del capitalismo neoliberal reinante en buena parte del mundo y también en Madrid que del hecho de que tengamos a los Borbones reinantes en la capital. El problema tal vez más importante es que el capitalismo, dejado a su libre albedrio, genera inevitable y consustancialmente una oligarquía con todo el poder y una clase parasitaria consumista alrededor que vive en el entorno de esas élites que gobiernan. Aquí, en Nueva York o en Pernambuco. No conozco ningún país en que esto no ocurra.

En el mundo el problema no es que falte dinero para hacer cosas, invertir, etc. como a veces se dice. El problema es que está tan mal repartido, que hay tantísimo dinero en paraísos fiscales, fondos de inversión especulativos, etc. que el problema ahora es que sobra dinero, hay exceso de capital y, por la leyes del mercado, este dinero se dedica a invertirse en lo que más renta: se invierte en mercados de futuro, se invierte en comprar y aumentar los stocks de viviendas y bienes inmuebles vacíos, lo que produce que los productos agrícolas, energéticos, etc. a futuro suban los precios, y los alquileres de viviendas, solares, naves industriales y locales comerciales suban los precios por pura especulación. Es decir, sobra dinero para especular. Falta para solucionar los problemas de la población. Sobra capitalismo especulativo y falta capital productivo (y de la economía verde, ecoproductivo para ser más exactos).

Las nuevas élites de la oligarquía internacional se multiplican constante y parasitariamente en las grandes ciudades y capitales mundiales, hiperconsumidores del lujo de lo superfluo, expulsando de ellas a las clases medias trabajadoras. Es la gentrificación mundial de las ciudades-capitales.

Finalmente indicar que todo esto no le quita a los separatistas -incluido el señor Anasagasti- una parte de razón cuando manifiestan de que en España hay un problema de relación con algunas nacionalidades históricas, en concreto de Cataluña y el País Vasco con el resto de España, que es mejorable y solucionable si se quiere. Pero desde luego no es ese ni de lejos el principal de los problemas para la inmensa mayoría de la población que vive en eso que aún aquí seguimos llamando España.

8 comentarios:

  1. Hola Tomás no lo comparto en absoluto este artículo .. Falta mucho conocimiento del PNV y sobre todo te falta mucha inclusión en este artículo .. Un abrazo Pedro ..

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  2. Muy interesante análisis. El gran problema está en esa economía hipercapitalisca; lo demás, son cortinas de humo que vienen muy bien para que todos nos confundamos de enemigo. Gracias

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  3. Muy buen artículo. No se dan cuenta que esas élites militares, religiosas, económicas generarían los mismos problemas en el PV o Cataluña en caso de independizarse.

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  4. Hola Tomás.
    En mi opinión te ha salido un artículo redondo.
    Dicen que el nacionalismo se cura viajando, aunque tal vez los viajes y estancias de Anasagasti en Madrid se circunscribieron al entorno de la Carrera de San Jerónimo y a la zona histórica de la Capital. Me viene a la memoria un joven vasco allá por Junio de 1977 en Las Ramblas de Barcelona, que hervían de público y cenáculos de discusión política recién celebradas las elecciones para la Reforma Política convocadas por el gobierno de Suárez. Cuando llegó su turno de palabra el mozo subió a un banco para decir que tenía que dar las gracias a Franco por una cosa, aclarando enseguida a los oyentes el motivo de su agradecimiento. Era éste que al no haber permitido el dictador la existencia de universidad pública en el País Vasco, los estudiantes de esta procedencia se vieron obligados a salir de aquel territorio descubriendo que había mundo fuera del mismo.
    Como sospecho les pasa a muchos nacionalistas vascos, Anasagasti está afectado de cierta ceguera. Me refiero a la de no saber o no querer ver que gracias a formar parte Euzkadi de un Estado democrático pudo evitar encaminarse hacia un hipotético Estado vasco totalitario. El que habría tratado de instaurar ETA junto a su entorno político y social de haber logrado su propósito.

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    1. Me temo que esa ceguera a la que aludes afecta a una gran parte de la clase política....

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  5. Iñaki Anasagasti, que no ha tenido nunca un pelo de tonto, no ignora la evidencia de que en Madrid, como en botica, hay de todo. Pero, habiendo de todo, lo que desde luego resulta bien cierto es que hay una élite oligárquica encaramadaen el poder económico y político, lo que le permite imponer sus propios intereses sobre el conjunto, incluidas ciertas élites periféricas que el señor Anasagasti tan diligentemente estuvo representando desde su escaño y como integrante del sanedrín dirigente del PNV.
    Así que lo que dice el bueno de Iñaki es pura retórica política, pues como es bien sabido nada amalgama más a los adeptos que el constante referirse al espantajo del adversario. En este caso, hablamos del nacionalismo vasco, con su correspondiente élite del barrio de Neguri y forjada en la Universidad de Deusto, frente a la retrógrada élite nacionalista española,sus acólitos y cortesanos.

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    1. Efectivamente Anasagasti nunca ha tenido un pelo....de tonto, pero siempre ha intentado taparse la calva con retorica política, y para mi gusto pocas veces acertada

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  6. 1000 % de acuerdo! Saludos desde Barcelona!!!!

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