Recapitulemos. El 15 de mayo del 2011 comenzó una movilización social multitudinaria y asamblearia que cristalizó en el movimiento social 15M y que, al hilo del movimiento internacional de indignados, revolucionó la política española y cambió nuestra cultura política. Cercanos a celebrar su décimo aniversario, el 15 de marzo de 2021, Pablo Iglesias anuncia que se presentará a las elecciones de la Comunidad de Madrid y cambia el tablero político, le da la vuelta o pone otro encima de la mesa. Ya no va hacia arriba, en esa meteórica carrera que comenzó en el 15M del 11, si no que da un paso a un lado o hacia atrás según se mire, desde el cielo se da la vuelta y quiere retroceder, tal vez, volver a las raíces madrileño-vallecanas.
El movimiento anticorrupción de un concejal en la ciudad de Murcia, más parecido al simple aleteo de una mariposa, ha producido un huracán, no en China pero si más cerca, primero en la Comunidad de Murcia y luego a 404 kilómetros, en la capital del reino. Ayuso, en vista de que le podían presentar una moción de censura, convoca elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid y después, efectivamente, dos grupos de la oposición -lentos ellos- presentaron sendas mociones de censura que fueron a ninguna parte (puestos a presentarlas mejor hubiera sido a las 9 de la mañana).
El movimiento huracanado de Ayuso le sale bien, aprovecha todas las circunstancias a favor: Primero, deja descolocada a toda la oposición, en un momento de debilidad y dispersión. Ciudadanos pasa del Gobierno a la oposición. Lo que ha estado aplaudiendo o tragando durante dos años, ahora todo le parece mal, con lo cual su credibilidad se queda por los suelos. Viendo que su fecha de caducidad está próxima, las tortas dentro del partido y a todos los niveles aumentan. De momento, para las elecciones convocadas, la fecha de consumo preferente ya pasó para la mayoría de sus antiguos votantes. El experimento de crear un “Podemos de derechas” que reclamaba el Ibex35 está finiquitándose.
Segundo, el PSOE ha tenido que despertar a Gabilondo, a la vez que discutía a quién presentar, dudas muchas. Él se defiende, dice que es su estilo hacer una oposición tranquila y seria, sin insultos… parece que confundió la tranquilidad con estar fuera de juego. Desde luego los que han estado tranquilos los últimos ¡seis años! son sus adversarios. Una cosa es estar tranquilo en el banquillo, esperando a ver si te dejan jugar, y otra hacer oposición.
Ir por los municipios de la Comunidad conociendo los problemas vecinales, ir a los barrios y pueblos -que también existen- debatiendo, participando, apoyando movilizaciones, planteando alternativas concretas, todo eso ha quedado para otros, para los partidos a su izquierda.
Tercero, Más Madrid parte de una situación de enfrentamientos internos en el Ayuntamiento, que le afectan como partido que ha ido a menos. Reconocido como error por Manuela Carmena y sus seguidores la propia creación del partido y la escisión de Podemos. Ahora acaban de escindirse de nuevo en el Grupo municipal. Además, el fracaso de Más País en las elecciones generales ya se lo pone difícil a Más Madrid, dada la dimensión política nacional y de enconamiento frentista en estas elecciones autonómicas. El partido a nivel estatal prácticamente no existe y en el municipio de Madrid está roto. Con problemas por arriba y por abajo el espacio político se le ha quedado muy reducido a Errejón. La irrupción de Iglesias aumenta esa dimensión nacional y deja el espacio moderado de Más M Más mínimo.
Cuarto, Unidas Podemos con un resultado modesto en las elecciones, no estaba para tirar cohetes. El buen trabajo de sus diputadas, como en el caso del partido anterior, no quita para que su capacidad de marcar política sea muy modesta. Un trabajo magnífico de Isa Serra, Sol Sánchez y Vanessa Lillo, barrio a barrio, pueblo a pueblo (a diferencia de otros) pero sin consolidación mediática y con la portavoz Isa en posible inhabilitación judicial. La política propiamente regional madrileña es difícil para todos, reducida al mínimo por el aplastamiento mediático de la política nacional en la capital.
Por estos cuatro factores Isabel Díaz Ayuso acierta al convocar elecciones anticipadas. Ha actuado muchas veces como alter ego de Casado que, cada vez que intentaba conquistar votos en el centro, Ayuso y sus ayusadas descolocaban y se los quitaban, con un discurso más propio de Vox. Pero ahora la situación ha cambiado. Ayuso se lanza y su movimiento tiene una consecuencia evidente, irrefutable, Ciudadanos desaparece a corto más que a medio plazo del mapa electoral y de momento pasa a situaciones de marginalidad. Cuadros y dirigentes van a seguir cayendo al Partido Popular, con lo cual el movimiento de Ayuso también refuerza al PP. Ambos, Ayuso y su presidente Casado se refuerzan mutuamente, al menos de momento.
Así las cosas y con todo el viento a favor, no calculaban el siguiente movimiento, el movimiento que por segunda vez en cinco días nos ha descolocado a todos. La presentación de Iglesias a la Comunidad de Madrid el 15M, que tiene sus aspectos críticos, positivos y negativos.
Uno, refleja la asunción de una modestia inesperada, pasar de ser candidato a presidente y, desde hace más de un año, vicepresidente en ejercicio del gobierno de España, a mostrarse como voluntario para encabezar una lista regional que, como mucho, conseguirá ser vicepresidente de la Comunidad de Madrid, revela su capacidad de cambio, una cinturita de avispa capaz de estos giros copernicanos, inesperados y mayores de lo que podíamos pensar.
Dos, engrandece a Ayuso, ya que le pone a la altura de un adversario nacional a batir. Se presenta Iglesias como producto de la necesidad de un combate contra el proto fascismo creciente del PPVox, esto le da más aliento a Ayuso y en parte nos fastidia a los madrileños, porque la endiosa más.
Tres, ha dejado descolocados también a los suyos. De alguna manera con este movimiento Iglesias viene a decir que los dirigentes madrileños y las diputadas en la Asamblea de Unidas Podemos-IU no tenían más capacidad de crecimiento y que había que presentar a un peso pesado del partido para defender lo mismo que ellas hacen y opta por lo aparentemente más fácil: el mismo.
Cuatro, el movimiento simultáneo de proponer a Yolanda Díaz como vicepresidenta y próxima candidata a la presidencia del Gobierno es un dedazo de Iglesias, pero aun así le engrandece por echarse a un lado cuando nadie en su organización se lo estaba solicitando y además proponer a una persona que no está afiliada a Podemos.
Cinco. Es comprensible este movimiento desde el punto de vista político personal. En unos días desaparece el matrimonio de ministros, algo inaudito en cualquier país europeo, aunque casos raros ha habido. La familia Irene-Pablo descansará, ambos seguirán en política pero en diferentes niveles y perspectivas. De alguna manera Irene Montero volará más libre, su carrera política se despeja, se resetea y engrandece.
Seis. Refuerza a Pedro Sánchez. Las tortas que todos los días le daban las derechas, solicitando que cesara a Iglesias, se quedan sin su principal enemigo a batir. Curiosamente el principal enemigo de España para todas las derechas, que trabajaba afanosamente por el comunismo bolivariano, para separatistas filoterroristas y romper España, ahora resulta que para la portavoz del PP en el Congreso es un vago redomado que lleva más de un año en el Gobierno “sin dar ni golpe”.
Siete. Nos cuentan los medios una historia de macho alfa que decide pasar a beta, pero no es exactamente así. Ha sido una decisión colectiva, aunque con un componente importante de salto personal sin pértiga. La cúpula máxima de Unidas Podemos estuvo barajando varios nombres y no se decidió por ninguno, o los propuestos no aceptaron. Iglesias en esa situación dio el paso.
No tiene vuelta, no tiene marcha atrás. Recordemos que Errejón pasó de la política nacional, diputado en el Congreso, a la regional, cabeza de lista a la CM, luego crea la escisión de Más Madrid por la que se presenta. Aun así obtuvo un muy buen resultado electoral. Pero no se quiso quedar ahí y apostó de nuevo por volver a la política nacional, creó Más País y el resultado fue desastroso, bochornoso. Iglesias no puede volver a presentarse a la presidencia nacional. Ha iniciado un camino sin retorno posicionándose en otros niveles.
Esto liga con dudas e incertidumbre futuras. Iglesias se echa a un lado en la política nacional pero seguirá siendo Secretario General de Podemos. Ya no le podrán acusar de querer controlarlo todo y de estar en todas partes mandando. Pero ¿qué pasará cuando haya políticas concretas y aspectos del Consejo de Ministros con los que no esté de acuerdo? ¿Se callará? Cuando probablemente aumenten los movimientos sociales y las movilizaciones críticas con el Gobierno ¿permanecerá distante? Para terminar el ciclo de abandono y de confianza en el equipo que deja, debe dimitir ya de Diputado en el Congreso, en cuanto se le nombre como candidato (parece que ya lo ha comentado). A medio plazo simultanear política activa regional madrileña y Secretaría General estatal parece difícil, en su video anuncio y en declaraciones ya habla de empezar a dar paso a otras generaciones.
Ocho. Se refuerza con este movimiento la apuesta por el crecimiento en las posiciones de ministras-dirigentes políticas, Yolanda, Irene, Ione Belarra… además de en el Grupo parlamentario de Madrid que seguro seguirán en el equipo dirigente, al menos las tres diputas citadas. Se ve así reforzada el ala feminista, el poder de las mujeres en la política nacional y regional.
En este contexto las declaraciones de Mónica García, cabeza de lista de Más Madrid, negándose siquiera a sentarse para hablar de una posible lista unitaria y achacándolo a la testosterona han sido lamentables. El 15 de Marzo dijo que sí a hablar pero que esperaba que no hubiera “un exceso de testosterona”, pero al día siguiente rechazó esa posibilidad “Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos, las mujeres hemos demostrado...” y volvió a insistir en el exceso de testosterona en la política. Contesta a la propuesta de Iglesias con un seudofeminismo, sin responder a ninguna de las propuestas planteadas y negando lo que ella misma planteaba el día anterior. Lo único en común con lo que decía menos de 24 horas antes ha sido insistir en la testosterona una y otra vez. Habrá que recordar a Mónicatestosterona que esto no va de hombres o de mujeres, va de parar a la ultraderecha y hacer otras políticas en Madrid.
Se ha comentado que el cambio de actitud de Mónica García ha venido impuesto por Errejón, que no ha querido ni siquiera verse en la misma mesa para negociar con su antiguo admirado líder Pablo Iglesias. Pero quienes conocen de cerca a Mónica más bien dicen lo contrario: ella tiene un ego que deja diminuto al de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón juntos. Hay quien le puede recordar a Mónica que hasta hace diez días era una política desconocida, excepto en los círculos de la sanidad madrileña y por personas activas de partidos políticos, que tienen su voto decidido. En política, como en toda la vida social, las formas son importantes, fundamentales. Responder a una oferta de negociación con descalificaciones, amparándose en un falso feminismo, no es la mejor forma de comenzar una campaña electoral de, al menos, no agresión entre las izquierdas.
Es cierto que al ser Madrid distrito electoral único, el sistema es totalmente proporcional, por lo tanto el unir fuerzas no suma diputados. Había quien proponía una alianza de todas las izquierdas, pero esto sería restar, una lista única de las tres opciones -PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos- sería catastrófica, restaría votos. Pero una lista unitaria de estos dos últimos puede animar al votante desencantado, más aún con el movimiento de Iglesias. Habría quien ha votado anteriormente a Errejón y que no va a votar nunca a Iglesias, preferirían votar a Gabilondo, pero votarían. Ahora, con los últimos movimientos, el peligro de no entrar en el Parlamente regional lo va a tener Más Madrid, si no llega al mínimo exigido del 5%, lo cual sería catastrófico para las izquierdas.
Por otra parte, nos quedan los más críticos y más en la izquierda radical. En votos son pocos, pero influyen en los movimientos sociales y en ambientes/ambivalentes abstencionistas. Estaría bien que los anticapitalistas, es decir el partido anticapitalista para ser más exactos, se decidiera por participar en esas negociaciones que ya están en marcha y se integraran en ellas o al menos mostraron su apoyo. Raúl Camargo ha tuiteado: “echar a Ayuso es clave, cómo hacerlo es decisivo para conseguirlo. El poder de la derecha en Madrid nace y va más allá de las instituciones, enfrentarse a los Florentino y cía es solo el primer paso. La militancia de @anticapiMadrid nos reuniremos este sábado para decidir q hacer”. En las listas pueden ir estos y también líderes sociales y sindicales, todos nos jugamos mucho.
Estas elecciones serán atípicas y diferentes a las que hemos tenido en los últimos años, décadas incluso. Los que votaron a Ciudadanos son los que lo tienen más difícil. Saben que si votan al PP es como apoyar un gobierno PP Vox, con lo cual al menos algunos optarán por el voto al PSOE. Los habrá también que sigan votando a Ciudadanos, serán los menos porque saben que su voto se puede ir directamente a la papelera si no llegan al temido 5%.
Tomás Alberich, sociólogo
Una sola consideracion: creo que Ayuso ha convocado elecciones porque perdió los nervios. Aguado no era una molestia para su gobierno. Al contrario, se reían de el todo lo que querian. Cs nunca hubiera apoyado a la izquierda en Madrid.En resumen, Ayuso se la está jugando sin necesidad. Parece más bien un ataque de pánico.
ResponderEliminarNo es fácil conocer y analizar las razones que han podido impulsar el movimiento de Pablo Iglesias pero una de ellas podría ser el evitar lo que anuncian algunas encuestas: que Unidas Podemos no llegue al 5% en Madrid. De ser cierto resultaría paradójico ya que en mi opinión Iglesias es en buena parte responsable de la posible caída en el voto de la coalición de izquierdas por el aliento mediático que en sus declaraciones públicas presta al independentismo catalán. Comparar a Puigdemont con los exiliados republicanos y otras lindezas que ha manifestado respecto al tema aludido enajenan a mi juicio las simpatías por UP de muchos votantes de izquierdas; algo que ha venido sucediendo a Izquierda Unida desde hace tiempo.
ResponderEliminarRespecto al futuro de Unidas Podemos y respecto al desgaste al que someten al Gobierno de España los voceros mediáticos de la derecha por la presencia de Iglesias en el mismo, su decisión puede tener consecuencias positivas tal como se señala en el artículo.
Pues muy de acuerdo en todo, salvo algún matiz respecto a la posición de Más Madrid e incidiendo de nuevo en que la unilateralidad de Podemos/PI al anunciar la candidatura fue un movimiento que dificultaba la confluencia.
ResponderEliminarTambién creo que el paso de Iglesias no es tanto el primero de una posible retirada o un salto al vacío como el primero de la reconstrucción de UP a nivel nacional: con este movimiento Podemos ha empezado a prepararse no solo para el 4M si no para las generales de 2024, y pase lo que pase me da que Pablo seguirá en primera linea (quizas no institucional, pero si politica) para impulsar Podemos/UP en las comunidades/provincias donde es más débil/donde más se estaba debilitando (que son muchas). Me da que le gusta demasiado la política como para retirarse según cual sea el resultado en Madrid, como dicen muchos medios.
Muchas gracias por tu trabajo reflexivo, Tomás, y sobre todo por tu explicita invitación a que generar nuevas aportaciones al debate.
ResponderEliminarPara quien solo es activista en movimientos y colectivos sociales, y por tanto adopta esa perspectiva analítica de la realidad como la única que le resulta posible, como es mi caso, el plano institucional y las convocatorias electorales tienen una importancia innegable para la modificación, a favor o en contra, de la correlación de fuerzas en un momento dado. Pero instituciones y elecciones no son el marco exclusivo para la reflexión y la acción política, como los altavoces del sistema se empeñan en hacernos creer para desincentivar la toma de conciencia y la actuación directa de la ciudadanía, que se expresa a través del vivo entramado de sus organizaciones sociales. Incluso desde el mero punto de vista electoral, el grado de articulación y movilización de los movimientos sociales en una coyuntura como la presente no es ni mucho menos indiferente. Así que no estaría de más que en una siguiente reflexión abordases este territorio de la "sociedad civil".
Por otra parte, bien está detenerse en los planteamientos y las trayectorias de los distintos líderes políticos. Pero siempre que no perdamos de vista que en una obra colectiva, como es una organización política, sus peculiaridades personales son un factor más a considerar. Por ejemplo: es cierto que al candidato del PSOE no se le ha visto mucho en el contacto directo con los problemas y afanes de barrios y pueblos, pero lo mismo cabe decir de toda la bancada socialista en la Asamblea de Madrid. O el error de no abrir siquiera conversaciones con el candidato de Podemos, que no es decisión exclusiva de la candidata de Más Madrid, sino de toda la dirección de este partido, que se han pensado que su hiperactividad parlamentaria compensa electoralmente su implantación poco menos que simbólica en esos barrios y pueblos.
Pero, claro, y esto vale también para Unidas Podemos: no se pueden improvisar coaliciones electorales y confiar en el tirón electoral de unas siglas o unos apellidos, sin un trabajo previo, serio y persistente, de unidad popular desde la base.
AA