2 de febrero de 2016

Desde la Asociaciones de vecinos al 15 M (breve historia de los movimientos sociales)

Libro publicado por la Editorial DYKINSON SL (Meléndez Valdés, 61 Madrid).
ISBN: 978-84-9085-649-9

Sumario
Presentación. Prólogo de Tomás R. Villasante
[primera parte, la teoría]
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1. LOS CONCEPTOS ¿QUÉ TEORÍAS UTILIZAMOS?
[segunda parte, historia de movimientos sociales y ciudadanos]
2. LA TRANSICIÓN POLÍTICALA DEMOCRACIA. LOS ORÍGENES Y EL MOVIMIENTO CIUDADANO EN LAS DÉCADAS DE 1960-70.
3. LOS AÑOS OCHENTA Y LA CRISIS DE LOS MOVIMIENTOS CIUDADANOS (segundo escenario)
4. LA NUEVA GENERACIÓN DE MOVIMIENTOS ASOCIATIVOS DE LOS NOVENTA (tercer escenario)
5. AÑOS DOS MIL. MOVIMIENTOS ANTIGLOBALIZACIÓN, ALTERMUNDISTAS Y FOROS SOCIALES (cuarto escenario)
[tercera parte, la sociedad indignada]
6. 2011 Y LOS AÑOS DIEZ. ANTECEDENTES INDIGNADOS: CAUSAS, ACIERTOS Y VIRTUDES DEL 15M.
7. 15M VALLECAS: CICLOS DE PARTICIPACIÓN E INSTITUCIONALIZACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES (observación participante II). Ana García-Mendoza
8. EL 15M DE COLLADO VILLALBA Y LA ASAMBLEA COMARCAL SIERRA DE MADRID (experiencias de observación participante III)
9. EL 15M DESPUÉS DEL 15M. BALANCES Y CONSECUENCIAS 
10. NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y REFLEXIONES FINALES
Bibliografía

PRÓLOGO
LOS DESBORDES COMO CONSTANTES DE LOS MOVIMIENTOS
Tomás R. Villasante

La primera impresión de este libro es un testimonio de vida al servicio de los movimientos sociales madrileños, y a su reflexión crítica y auto-crítica. Por eso agradezco la oportunidad que me dan para compartir en este prólogo los debates que suscita su lectura. Este libro sistematiza décadas en  las que hemos compartido muchas iniciativas y reflexiones, y no perdemos el ánimo para seguir construyendo con los movimientos sociales desde los nuevos retos. Tomás Alberich recoge en estas páginas numerosas notas personales desde hace 30 años, debates y cursos que hemos ido construyendo, y las reflexiones más actuales sobre el futuro de los movimientos indignados. Sin duda es su obra más completa hasta la fecha, y por eso mismo me siento agradecido por poder presentarla a los lectores. Personalmente en los años 90 deje de escribir “sobre” los movimientos sociales como tales, para centrarme en la tarea de construir metodologías “desde” la implicación, o la participación desde abajo. Pero los caminos confluyen y esta visión de conjunto nos reúne una vez más.
Partimos desde aquel “triángulo invertido” por inestable (que se cita de los años 80), que separaba al Estado y al Capital, pero que también separaba de ambos a las iniciativas sociales, y a los movimientos. Ahora he llegado a un esquema más complejo que sitúa una pirámide en lo alto, con la confluencia de lo que se llama “financiarización” con sus apoyos en capitales y gobiernos, y por abajo se ve cómo van creciendo los “manglares” de los nuevos movimientos emergentes. Aun con la inestabilidad del “tercer sistema”, de los movimientos desde abajo, se sigue haciendo el trabajo del topo, pero cada vez con más raíces, y a pesar de los recortes y las talas del sistema. Son los indignados de todo el mundo, no solo los de aquí. No son tan solo los movimientos visibles, pues solo a veces estallan y salen en los medios de difusión, pero son movimientos constantes en todo el mundo, aunque apenas se conozcan entre ellos mismos. En sus renovadas características entra este libro, desde nuestra historia, y por eso nos parece tan importante este debate.

También desde los años 80 venimos hablando de los “conjuntos de acción”, y analizando estrategias viables con esta herramienta. Son formas de caracterizar los entramados complejos en que se mueven los llamados movimientos sociales, tanto los de aquellos años como los actuales. Establecer estrategias con los movimientos es tener en cuenta al menos cuatro variables: desde la clase social, desde la posición declarada, desde la forma organizativa, y desde las relaciones emotivas (confianzas, miedos) de vida cotidiana en cada situación concreta. Estos ejercicios son instrumentos para los propios movimientos, no solo ni tanto para clasificar donde se está, sino sobre todo para que se puedan construir estrategias de transformación social. La historia de los movimientos no es solo un valor de memoria, sino un aprendizaje para no volver a cometer de nuevo los mismos errores que cometimos en la “primera transición”, por ejemplo. En la página de CIMAS (www.redcimas.org) también se han venido recogiendo abundantes testimonios y análisis de este tipo.
En nuestro país la generación que ahora está entre los 30 y los 40 años es la más numerosa, la más preparada, y parece que también la más activista. Según los sondeos casi llegan a siete millones de personas las que dicen haber participado directamente en las movilizaciones de los últimos años (en firmas, manifestaciones, etc…). Sobre todo en los años 2012 y 2013, que se vienen correspondiendo con lo que se han llamado las “mareas”, superando al propio 2011 (que sin embargo fue el inicio y el que tiene más fama como referente). Pero aun cuando las movilizaciones hayan sido tan fuertes, y haya una gran mayoría de simpatizantes (según las encuestas de aquellos años), “nada es para siempre”. Eso lo hemos aprendido de la historia. Que la historia avance siempre en la mejor dirección no nos parece que sea concluyente, pues con los datos de la historia  que se cuentan en este libro, por ejemplo de la transición desde el franquismo, podemos concluir que también ha habido retrocesos muy notables. Cada  generación tiene que hacer su propio camino, y los movimientos sociales no se deberían descuidar de sus tareas, aunque lleguen los “nuestros” a ejercer ciertos poderes.

Me ha gustado que se recoja en el libro la expresión de una señora de Villalba sobre los “hijos del 15M”. Por lo plurales que han ido naciendo estos hijos (corrientes, caminos)  parece más acertado que hablar solo de dos almas dentro de los indignados. Y que se pueda querer a los diversos hijos de este “clima” fundante, de este “analizador histórico”, aun cuando puedan irse de madre, y tener errores. Es un “clima” abierto, como sucedió después del “mayo del 68”. No solo salieron nuevas experiencias de base, en grupos pequeños, cooperativas, vuelta al campo, etc. También se reforzaron muchos movimientos de mujeres, ecologistas, pacifistas, etc. E incluso hubo unas aventuras con partidos nuevos o renovados. No hubo una gran revolución en un Estado en la Europa de entonces, pero aprendimos a vivir de otra manera, hubo un cambio de enfoque que aún dura para buena parte de una generación, que hoy ve como sus hijos siguen unos caminos parecidos. Pero ya son más y mejores, y la crisis aprieta más y el capital se ha de poner más duro para defender sus privilegios, aunque sea más descarado.
Son ciclos de “onda larga”, de generaciones. No son batallas de corto alcance tan solo. El libro apunta desde décadas de la historia y va para estrategias a medio plazo. Sin duda todo lo hemos de hacer día a día, pero los frutos no son tan a corto plazo, por eso la comprensión de lo que se dice en esta historia de los movimientos es tan importante. Hay que levantar el foco de nuestra vista más allá de lo inmediato, pero sin dejar de ver todas las piedras que hay en el camino. ¿Una coordinadora de las Asambleas del 15M hubiera sido útil para que continuasen las luchas? Es posible, pero también podría haber significado encorsetar su frescura inicial como idea-fuerza fundante. Si se ponen a discutir sus protagonistas sobre el papel de internet o de la forma de los delegados, no sé si hubiera sido mejor o peor, o si unas personas u otras sacan a relucir sus ansias de ser los verdaderos coordinadores. Lo que sí es cierto es que es un debate que hemos de retomar nos guste a no. Con internet, con grupos motores de iniciativas y con asambleas participativas.
Hoy se habla en los movimientos de “contrapoderes” y de los “desbordes”, porque ya se sabe que no hay un solo poder, y que no nos deben paralizar debates abstractos entre los que se sienten revolucionarios y los que se sitúan como reformistas. La transición nueva necesita de todas las fuerzas, más o menos articuladas entre sí. Hay distintos poderes en construcción que se saben distintos entre sí, y distintos de los poderes dominantes. Cada cual apunta a los que le parecen más interesantes y se compromete con ellos, tanto a los de los grupos de la vida cotidiana, auto-gestionados, como a las mareas más plurales, a los poderes municipalistas o a las apuestas electorales del Estado. Y podemos estar moviéndonos en varias estrategias a la vez, construyendo poderes “en paralelo”. Esta expresión me gusta más porque para una buena parte de la población aún resulta creíble que los gobiernos son la palanca del cambio y que hay que actuar desde ahí, pero desde los movimientos de base hay que recordar que es desde los poderes paralelos que construyen las iniciativas sociales donde está  la fuerza de los posibles cambios.
Las  historias de este libro documentan que anteriores generaciones creyeron que con la llegada al gobierno de gentes que se decían de izquierdas ya era bastante, y resultó que nada es para siempre. Más bien que es fácil retornar a los vicios de los gobernantes que se creen por encima de la gente. Solo en algunos de aquellos gobiernos locales que permitieron que los movimientos siguieran haciendo su función paralela, sus aportaciones desde abajo, se ha podido mantener una cierta llama de esperanza. Pero han sido muy pocos hasta esta nueva apuesta del 24 de mayo de 2015. La construcción ahora de poderes paralelos en los pueblos, en los barrios, en los distritos, en consonancia con las nuevas responsabilidades de las grandes ciudades, es la tarea que puede unificar las estrategias de los movimientos sociales. Que se puedan auto-organizar y coordinar iniciativas de la gente y que se vean respaldadas para ser eficientes ante los problemas colectivos.   

Los  “desbordes” desde abajo, desde los movimientos, desde la vida cotidiana, son apuestas colectivas para solucionar problemas concretos de la gente. Pueden ser soluciones radicales pero siempre con la gente del común. No son grupos radicales ideologizados que actúan sin la lógica de movimientos más amplios, sino “grupos motores” o dinamizadores que escuchan lo que la gente dice y que construyen desde abajo propuestas viables. En ese sentido desbordan y no esperan soluciones burocráticas, dinamizan y son creativos, y solo piden a los gobiernos que les dejen hacer, que respalden la enorme iniciativa que suele surgir desde la gente cuando se permite la democracia participativa. La gestión de un “buen gobierno” debería ser dejarse “desbordar” por su propia gente, sobre todo con aquellas iniciativas que demuestren ser las que mejor resuelven los problemas. Estamos en un camino de aprendizajes colectivos, y son los movimientos sociales los que siempre han innovado los nuevos caminos que ha de tomar la sociedad. No solo desbordando a los gobernantes más timoratos, sino también a las directivas de asociaciones o sindicatos más conservadores.
Y no solo desde la experimentación local, que sin duda es básica. Los movimientos siempre tienen un horizonte instituyente que apunta a los problemas de fondo, como ahora pueda ser la crisis europea que nos sigue golpeando, o la necesidad de una nueva Constitución para que la soberanía no descanse solo en la partidocracia actual. Tal como lo documenta este libro la democracia es algo más que los juegos de los partidos, de las élites que se auto-refrendan con los  votos. La democracia ha de construirse desde los movimientos sociales, desde las formas participativas directas tanto como desde las delegadas, desde los referéndums, desde nuevas asambleas participativas de barrio, desde mesas de iniciativas sectoriales con los movimientos implicados, desde rendición de cuentas, desde la auto-organización de la sociedad en suma. Y eso es un nuevo proceso instituyente para cambiar la Constitución de aquellas generaciones a las nuevas generaciones precarizadas que estamos enfrentando la soberanía frente a la Europa de los capitales especulativos.
CIMAS (2015): Metodologías participativas. Ed. Dextra. Madrid.
Tomás R. Villasante (2014): Redes de vida desbordantes. Ed. La Catarata. Madrid.
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En próximas entradas de este blog seguiremos publicando algunas partes significativas del libro. 

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