9 de enero de 2024

Antonio de Juana

 

IN MEMORIAM




Antonio de Juana Mínguez


La vida
permanente destrucción
y reconstrucción
Eternidad de un instante
reverberación del universo
(Emilio Muñiz, mansedumbre de la piedra)


A finales de los años ochenta varias asociaciones culturales madrileñas creamos COACUM, Coordinadora de Asociaciones Culturales de Madrid región, como una forma de apoyo mutuo de pequeñas asociaciones barriales y de varios municipios, centradas en el fomento de actividades socioculturales y artísticas que dieran vida a nuestras comunidades vecinales y también para la búsqueda conjunta de más recursos. Se consiguió una subvención de la obra social de la Fundación Caja Madrid para el proyecto que denominamos Primavera Cultural de Madrid. Con el eslogan de Aire Libre a la Cultura consistía en que durante varios días, normalmente los tres días de un fin de semana, se realizaran actividades artísticas (musicales, exposiciones, plásticas) y culturales de todo tipo al aire libre, con una modesta feria de asociaciones para dar a conocer al vecindario lo que cada asociación realizaba y conocernos mutuamente. Realizamos la Primavera Cultural varios años, siempre en la segunda semana del mes de mayo.

Estábamos preparando estos proyectos cuando una mañana apareció por nuestra sede un joven Antonio de Juana, alto y un tanto forzudo, conocido de un amigo de otro amigo de la asociación federada de Vallecas, que quería presentarnos proyectos de actividades para la Primavera Cultural y en concreto lo que denominaba “Olimpiada No Competitiva”. Una serie de juegos deportivos inventados en varios países y de diversas procedencias que tenían como denominador común que se podía divertirse, esforzarse, luchar por hacerlo lo mejor, pero no se competía, no había ni ganadores ni perdedores. Ganaban todos los participantes.

La idea no competitiva gustó en la Coordinadora y Antonio, autopresentado como productor cultural autónomo bajo su carpeta con la marca empresarial de “Cíclope, proyectos culturales”, nombre con gracia que le hacía honor a su tamaño, Antonio, decía, comenzó a colaborar con COACUM.

Con esta imprevista visita conocí a Antonio y, poco a poco, se fue creando una amistad que ha durado casi cuatro décadas. Hasta que el pasado viernes nos ha dejado.

Si es difícil ser objetivo al hablar o escribir sobre un amigo que se va, es directamente imposible hacerlo si ese amigo ocupa una parte tan trascendental de tu vida. Se entiende que estas líneas solo presentan algunos rasgos biográficos, algunas vivencias y anécdotas vividas en estas cuatro décadas.

La Primavera Cultural que con tanto esfuerzo organizábamos ese puñado de asociaciones, dejó de existir cuando la Caja Madrid que conocíamos cambió y decidió no aportar ni una peseta a estos proyectos. También la revista de distribución gratuita que escribíamos y editábamos “El Nudo de la Red, revista cultural de movimientos sociales” no se pudo mantener al carecer de toda ayuda pública. En sus más de dos docenas de números editados varios artículos fueron firmados por Antonio. Se habló de artes diversas, de racismo, de marginación, de la droga en nuestros barrios y un sin fin de temas, y se recogían también resúmenes de los debates que organizábamos las asociaciones culturales.

Antonio era un autodidacta, muy aficionado a las nuevas tecnologías, con gran destreza para aprender el funcionamiento de lo nuevo y de todo lo que fuera innovación participativa. No había ido nunca a la Universidad, salvo para correr delante o detrás de los grises y, mucho tiempo después, a dar alguna charla sobre gestión y producción cultural.

En 1990 lanzamos la propuesta de realizar un primer “Congreso Internacional de Movimientos Sociales” (CIMS) a celebrar en 1992, el año de los fastos proyectos internacionales en España, coincidían Olimpiadas de Barcelona, Expo internacional en Sevilla y Madrid Capital Europea de la Cultura. En la organización del Congreso se consiguió sumar por primera vez a 18 entidades muy diferentes, culturales, juveniles, sindicatos, vecinales, ecologistas, cooperativistas, de acción social… -estatales la mayoría- y a un elenco de personas conocidas que participaron altruisticamente (John Galtung, Jose Luis Sampedro, Hebe de Bonafini -Madres de la Plaza de Mayo-, Tomás Villasante, Otto Wolf, Marc Nerfin, Coraggio...). Para la organización técnica se necesitaba un gerente o director. Las entidades pidieron currículos y solo se presentaron tres -el salario era escaso-, se eligió a Antonio. Realizó una actividad admirable y frenética, había que cuadrar hoteles, comidas, alojamientos varios, sede (CCOO), grupos de trabajo, con más de 200 asistentes. Recuerdo que fue una de las primeras personas a las que vi que, en 1991, iba a todas partes con su teléfono móvil. Móvil sí pero pesado como una enciclopedia de la época. Y solucionaba los problemas de logística del congreso con su ladrillophone a toda velocidad. Aún hubo tiempo para realizar en el madrileño parque del Retiro la teatralización de un espectáculo de lucha libre, entre el mexicano Superbarrio Gómez (genuino representante de las luchas barriales) y un banquero fiel de la especulación inmobiliaria, con un Antonio trajeado, enfundado en un precioso traje gris con el que daba el pego de perfecto broker.

Se movía en su salsa cuando había que organizar eventos, ferias o exposiciones. Un solucionador. Antonio era el que soluciona todo y que aparentemente no hace nada, directamente al menos, pero, como buen productor cultural, conocía a todo el mundo que podía solucionar lo que necesitaras. Desde un alquiler de sillas, una megafonía, un problema de accesibilidad o una visita guiada por Madrid. Y, en otros ámbitos, Antonio comentaba como para alguna expo alguien pedía en Madrid arena de playa o, en el último momento, un espejo de enormes dimensiones que se le había encaprichado al director del stand.

El CIMS realizó conferencias previas y se trató de mantener después de la celebración del Congreso propiamente dicho (nov.1992), se editaron los Cuadernos de la Red y se constituyó una amplia comisión de investigación, pero las entidades participantes perdieron interés en mantener una plataforma estable y unitaria de movimientos sociales tan diversos y se disolvió unos años después.

En los años noventa a Antonio no le faltaba trabajo por el gran número de actos, encuentros, ferias, etc. que se celebraban y en los que trabajaba, aún así en 1994 viaja a México y participa en Chiapas en la labor de mediación y de interposición civil de las conversaciones de paz entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN del subcomandante Marcos) y el gobierno mexicano. En 1995 colabora con la asociación Paz Ahora en los envíos de ayuda humanitaria a Bosnia.

En esta época traslada su residencia familiar a Collado Villalba y ahí tuvimos, otra vez juntos, una breve pero intensa colaboración en el municipio. En 1999 se había constituido un gobierno municipal más o menos de izquierdas (poca decía él), coalición de PSOE e IU. La Radio municipal la reivindicó Izquierda Unida para su gestión, dentro de una amplia área de Bienestar Social y Desarrollo Local, donde se planteó que se considerara a Radio Villalba como instrumento de dinamización social para el fomento del voluntariado y de la formación. Antonio entró a trabajar a media jornada, como cargo de confianza para coordinar las actividades de la radio. Labor que realizó durante apenas tres años pero durante los cuales consiguió que más de cien voluntarios-colaboradores de la radio realizaran altruistamente decenas de programas de todo tipo. Un verdadero motor de la cultura y la vida social local. Programas que abarcaban todas las ideologías presentes en los colectivos del municipio, realizados por mayores, jóvenes, personas con discapacidad, sobre poesía, cuentacuentos, desde aficionados taurinos a de protección animal, musicales, vecinos cristianos, comunistas, socialistas, alternativos, etc. Lo cual no impidió que el PP lo considerara su enemigo particular y llevara al pleno municipal diversas mociones y propuestas de cierre de semejante invento de agitación social. El acoso a Antonio de alguna prensa local (mercenarios de caciques y especuladores inmobiliarios) también aportó su granito de arena.

En 2003 ganó las elecciones el PSOE por mayoría absoluta y la Radio cambió radicalmente de orientación, no se renovó a Antonio como coordinador, y la emisora fue a menos hasta que, con la victoria del PP, cerró sus instalaciones dejando una miniemisora sin apenas programas.

https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/denuncias_de_los_lectores/Radio-Villalba-Carta-Agustin-Juarez/20120116020000064218.html

Antonio siguió con su actividad profesional, sobre todo la organización de stands de Andalucía en ferias en Portugal, Francia, Alemania… Y en 2008 en la feria internacional de Zaragoza, su último evento importante porque con la crisis económica que comenzó en ese año los eventos de este y todo tipo fueron a menos. Unos años después y con crisis matrimonial por medio decidió viajar a la India, país que siempre había admirado y no se porqué, no al país si no que admiraba a su gente, sus formas de vida y sus filosofías. Sufrió después una enfermedad muy grave con un fallo multinivel y de todo el sistema que se diría hora y que le llevó al borde de la muerte, permaneciendo más de un mes en coma, pero se recupera.

Decidió irse a vivir a un pueblo de Almería, a ensayar un modo de vida diferente, con pocos recursos, pocos gastos y pocas necesidades: “Vida simple pensamientos elevados” reza acertadamente en su perfil info. de WhatsApp.

En Almería da su último giro vital. Vive en una pequeña casa de alquiler, una zona tranquila, alejada del turismo. Teletrabaja creando páginas webs, blogs y algunas gestiones directas. Este mismo blog en el que escribo, a punto de cumplir una década, no habría sido posible sin la participación de Antonio y ya no será igual sin él.

En este pequeño pueblo Antonio también sigue con sus particulares activismos. Fomenta la afición de la astronáutica entre los escolares de la zona con un programa para infancia patrocinado por la Agencia Europea del Espacio. Al poco tiempo entra en contacto con una comunidad de seguidores de Krishna, que viven en una propiedad rural de varias hectáreas de la asociación religiosa de tradición hindú “Suddha Niryananda Vaisnava Parinava”, el nombre oficial donde se encuentra es “Jahnava Mandir Templo y Ashram”. La visita que realicé en 2022 la contaba en una entrada de este blog, un tanto irónica,

https://tomasalberich.blogspot.com/2022/09/dos-dias-en-el-ashram-de-villalba.html

En el ashram encuentra y nos cuenta que está con mayor tranquilidad de espíritu, más a gusto consigo mismo que antes. Es un paso más, otro nivel. Se integra en la nueva comunidad espiritual y se amolda rápidamente a una nueva forma de vida. Gran amante de la cocina, su otra gran pasión, se hace vegetariano, cocinaba estupendamente todo tipo de platos, ahora seguía experimentando, aprendiendo y enseñando.

Antonio siempre ha sido una persona radical, pero pragmático. Radical en muchos aspectos, y un tanto ácrata. Vivió intensamente la movida madrileña, la premovida sobre todo de final de los 70 y principios de los 80. Demasiado a tope según confesaba el mismo.

Siempre preocupado y atento con los quehaceres y sucesos internacionales. Viajante incansable, hasta el último momento (fallece en el ashram de la India, donde había acudido a ayudarles durante unos meses, después de un corto viaje a las islas Maldivas). Su radicalidad de pensamiento le lleva a apoyar, o al menos ver con simpatía, cualquier movimiento para un cambio profundo del sistema, pero su pragmatismo le lleva a lo concreto, a trabajar en la gestión bien hecha. La filosofía política está muy bien pero hay que comer todos los días y solo de las ideas no se vive. La producción cultural solo sirve si está bien hecha, si es de calidad. Con COAUM hicimos la Guía de Gestión de Asociaciones, de la que se realizaron múltiples ediciones. Y después una de nuestras labores en pareja fue realizar breves cursos de gestión para entidades no lucrativas. A pesar de tener estilos, verbo y formas comunicativas muy diferentes nos complementábamos bien.

Su fuerte carácter le llevaba a enfrentamientos por cosas nimias. Fuera una discusión de tráfico o marital. Curiosamente conmigo nunca. Yo las conocía por que él me las contaba. La amistad estaba por encima de todo. No recuerdo ni una sola discusión agria, sí muchas dulces o irónicas. En la última década, la paz que encontró con su nueva forma de vida la comunicaba y, decía, que nunca había estado tan pacífico, tan bien consigo mismo como ahora.

Es muy difícil escribir sobre una persona que te ha acompañado durante tantos años, décadas, que te ha acompañado en cada paso, incluso cuando no hables con él, aunque no le veas. Le tienes en el imaginario, en la mente. Piensas a cada paso: le contaré esto o aquello que estoy haciendo y me dirá esto o lo otro o me pondrá una cara que ya lo dice todo. Como a menudo pensamos de nuestras parejas o seres más queridos. Me dirá esto, me dirá que esto está mal. Que esto es horrible… o no que muy bien. El amigo al que sabes que le puedes contar cualquier cosa, por muy íntima que sea. Que opinará pero no te juzgará.

Nos hacemos mayores. Cada vez más, y cada vez más amigos de la generación de los “iguales” desaparecen. Van cayendo. Horriblemente. Entonces por primera vez entiendes cuando te cuentan que alguien perdió “las ganas de vivir” que para qué seguir viviendo. Piensas si merece la pena seguir viviendo cuando desaparecen tus iguales. Si te vas quedando en una generación de mínimos.

Entonces pienso en Antonio, siempre sonriente, siempre mirando hacia adelante, pensando en sus próximos proyectos y viajes.

Un ejemplo, para todos.

Un ejemplo que deja un gran vacío, un hueco en el alma imposible de rellenar, de cubrir, imposible de recuperar.

[Se pueden leer más sobre su vida en su propio blog: https://eneasdejuana.blogspot.com/]

10 de noviembre de 2023

Rafeef Ziadah NOSOTROS ENSEÑAMOS VIDA, SEÑOR (poesía Palestina 2011)

 Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada que tenía
que caber en audio digital y límites de palabras.
Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber
en audio digital y límites de palabras con suficientes estadísticas
como para contrarrestar una respuesta mesurada.
Y yo perfeccioné mi inglés y me aprendí mis resoluciones de la ONU.
Pero aun así, me preguntó:
“Señorita Ziada, ¿no cree que todo se resolvería si dejaran
de enseñar tanto odio a sus hijos?”

Miro en mi interior.

Busco fortaleza para tener paciencia, pero
no tengo paciencia en la punta de la lengua
mientras caen bombas sobre Gaza.
La paciencia me ha abandonado.
sonrisa.

“Nosotros enseñamos vida, señor”.
(Rafif, acuérdate de sonreír).

Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros los palestinos
enseñamos vida después de que ellos
han ocupado los últimos cielos.
Nosotros enseñamos vida después de que ellos
han construido sus asentamientos y muros de apartheid,
más allá de los últimos cielos.

Nosotros enseñamos vida, señor.

Pero hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada
para caber en audio digital y límites de palabras.

Y danos sólo un reportaje, un reportaje con lado humano.
Verás, esto no es político.
Sólo queremos hablarle a la gente
de ti y de tu pueblo,
así que danos un reportaje humano.
No menciones las palabras
“apartheid” y “ocupación”.
Esto no es político.
Me tienes que ayudar
como reportera
a ayudarte a contar tu historia,
que no es un reportaje político.

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

¿Y qué tal si me das un reportaje
Sobre una mujer en Gaza que necesita medicinas?
¿Qué tal acerca de ti?
¿Tienes suficientes huesos rotos en las extremidades 
como para cubrir el sol?
Pásame tus muertos y dame una lista
de sus nombres
en un total de mil doscientas palabras.

Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber

en audio digital y límites de palabras
y conmover a quienes
son insensibles a la sangre
terrorista.

Pero ellos sintieron pena.
Sintieron pena por el ganado en Gaza.
Así que les di resoluciones de la ONU
y estadísticas y condenamos y deploramos
y rechazamos.

Y éstos no son lados iguales,
Ocupadores y ocupados.
Y cien muertos, doscientos muertos, y mil muertos.
Y entre eso,
Entre crimen de guerra y masacre,
Ventilé las palabras y sonreí,
-no exótica-
-no terrorista-
Y cuento:
Cuento cien muertos, doscientos muertos, mil muertos.


¿Hay alguien ahí?
¿Escuchará alguien?

Quisiera poder llorar sobre sus cadáveres.

Quisiera simplemente
correr descalza
por cada campo de refugiados
y abrazar a cada niño;
cubrir sus oídos
para que no escuchen el sonido
de las bombas
por el resto de sus vidas,
como yo lo escucho…

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

Y déjame decirte:
No hay nada que tus resoluciones de la ONU
hayan hecho en absoluto sobre esto.

Y no hay audio digital,
-ningún audio digital que se me ocurra,
no importa cuán bueno mi inglés sea-
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
que los devuelva a la vida.
No hay audio digital que arregle esto.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros enseñamos vida, señor.

Nosotros los palestinos
nos levantamos cada mañana
para enseñar al resto del mundo
vida,señor.







11 de octubre de 2023

Jornadas por la Sanidad Pública en Madrid, una reflexión necesaria y un cambio político no conseguido

 Lo más conocido de la entidad “Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid”, organizadores de las Jornadas del pasado fin de semana, ha sido el éxito en la convocatoria de las manifestaciones de los pasados noviembre y febrero, con más de 700.000 personas cada una recorriendo las calles centrales de la capital, sin minusvalorar otras movilizaciones, como la consulta sobre la sanidad en la que participaron más de 300.000 madrileños en las urnas de más de mil mesas informativas simultáneas.


Aunque las comparaciones son odiosas, por poner solo un ejemplo la gran movilización nacional contra la amnistía y de apoyo a Feijóo de hace unas semanas él mismo la cifró en 40.000 asistentes venidos de toda España y la consideraron un éxito.

En las movilizaciones por la sanidad hubo una crítica clara y directa contra las políticas sanitarias del gobierno de la Comunidad de Madrid pero después de estos éxitos en la movilización social, vinieron las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo con los resultados conocidos, mayoría absoluta del PP. En conclusión, se produjo éxito de la movilización social y fracaso de la movilización política,  político-electoral habría que matizar. Reflexión que ha sobrevolado los intensos debates durante los tres días que han durado las Jornadas. Necesarias para analizar lo ocurrido, lo alcanzado, los errores y aciertos. En las Jornadas se trataron múltiples temas, no se trata de hacer aquí un resumen ni exponer sus conclusiones, que la propia organización realizará adecuadamente (las exposiciones se pueden encontrar en internet. Activistas y profesionales sanitarios se reorganizan para frenar el saqueo de la sanidad pública en Madrid | Público (publico.es) . Solo resaltar algunos puntos significativos de los tratados.

Se expusieron multitud de denuncias. Por ejemplo los errores en la ampliación de algunos hospitales, en las infraestructuras, incluso llegándose a preguntar si se busca el mal funcionamiento, la negativa gestión, de una forma intencionada para deteriorar la sanidad pública. Magníficas las denuncias de afectados por el Covid persistente, las de la Auditoría Ciudadana de la Deuda en Sanidad sobre los lobbies, y la de Acceso Justo al Medicamento del sobrecoste farmacéutico: se calcula que el gasto en medicamentos es el doble del que se podría tener con una adecuada intervención pública (bajaría del 30 al 15% de todo el gasto en la sanidad española, lo que permitiría contratar a cien mil profesionales más).

Se reflexionó sobre el cansancio que se produce en algunos sectores después de tres años de constante movilización.

Entre las propuestas: crear brigadas sanitarias que anuncien temas concretos de movilización, puntuales pero simultaneas en pueblos y barrios; como por ejemplo denunciando en movilizaciones mensuales la situación de la falta de personal en pediatría, la salud mental, etc. Acciones menos ideologizadas. No centrarse tanto en “Ayuso dimisión”, no personalizar tanto (punto polémico). Se reivindica el cambio de políticas no de personas. Plantear -ahora que se está negociando y pactando una investidura- reivindicaciones generales de defensa de la sanidad pública y cambios legislativos estatales.

La explicación del éxito social conseguido es más fácil que la del fracaso político. Se pueden enumerar una serie de aciertos:

“Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid” no se configura como una nueva organización social, carece de estructura, más allá de la asamblea y de grupos de trabajo específicos y temporales. No es una organización, ni una federación, ni siquiera una plataforma: sus protagonistas lo definen como un “espacio”, donde confluyen asambleas de barrio y entidades muy diversas. Especialmente en su creación fueron fundamentales las plataformas en defensa de la sanidad pública de diversos distritos madrileños (como las de Villaverde, Carabanchel, Vallecas…), a las que se unieron otras de pueblos y comarcas (Tres Cantos, Sierra Guadarrama, Getafe y municipios del sur metropolitano…) además de personas, activistas conocidos y profesionales a título particular. Un espacio donde “todos tienen cabida” como nueva forma de organizarse.

Las plataformas barriales y de algunos municipios llevaban varios años trabajando en defensa de la sanidad y contra las privatizaciones, algunas ya antes de la pandemia y que cobraron más fuerza a raíz del aprovechamiento de esta por el gobierno regional para cerrar los servicios de urgencia extrahospitalaria, que se sumaba a la desastrosa gestión gubernamental en todos los ámbitos, las muertes en las residencias de mayores, la construcción del Zendal, el maltrato a los profesionales de la sanidad, adjudicaciones con sospechas de corrupción, y en definitiva más dinero para empresas privadas y menos y peor para la sanidad pública.

Por lo tanto el éxito de Vecinas y Vecinos hay que enmarcarlo en un contexto en el que se suman estos factores y las respuestas que se van dando, especialmente durante los últimos años (desde el final del confinamiento, mayo 2020):

- Por ejemplo la Asamblea Popular de Carabanchel que convoca manifestaciones todas las semanas por el barrio. Otras plataformas han realizado movilizaciones de muy diverso tipo, concentraciones, charlas-debate, recogida de firmas, etc. La defensa de la sanidad se hace “con pico y pala, día a día” se ha dicho en las Jornadas. Todas las plataformas tienen un espíritu unitario y asambleario que, como el propio espacio de Vecinas y Vecinos, recoge la cultura desarrollada desde el movimiento 15M de 2011, la actualiza y crea nuevas formas de acción y organización.

- Los profesionales de la sanidad han realizado protestas y las huelgas más largas, en un sector fuertemente fragmentado y corporativo, pero que supo dar una respuesta unitaria que es arropada por la ciudadanía, como se ha relatado en la experiencia del encierro de profesionales de Manoteras y SUME.

- La Marea de Residencias, que ya existía antes de la pandemia por la falta de control público de las residencias privadas, toma nuevo impulso ante los “protocolos de la vergüenza” que niegan el traslado de las personas mayores enfermas a hospitales. Se creó un jurado con la Comisión Ciudadana por la “Verdad y Justicia en las Residencias de Mayores” para realizar un juicio ciudadano que esclarezca lo ocurrido y que aún sigue trabajando. Comisión presidida por J. A. Martín Pallín, magistrado emérito del Tribunal Supremo.

- Estos espacios unitarios han conseguido que se fueran sumando otras plataformas y entidades, como la Marea Blanca, que no ha dejado de organizar manifestaciones mensuales -más de cien llevan- y, a diferentes niveles, sindicatos profesionales y asociaciones vecinales. Participaciones que no están libres de tensión, por los recurrentes protagonismos o personalismos de unos u otros pero que se han conseguido superar para las convocatorias concretas.

Estas acciones movilizadoras unitarias construyen por tanto nuevos espacios de acción política apartidista. Se hace política pero no se hace política de partidos. Es un debate permanente en los movimientos sociales: saber acertar en cómo hacer política. Hay quien lo niega “aquí no se viene a hacer política” pero es irreal, de hecho se reivindica constantemente el cambio de la política sanitaria madrileña (defensa de lo público, no a las privatizaciones…), todo lo público es político. El espíritu apartidista permite su crecimiento y buena imagen pública y vecinal, crece una buena relación con los medios de comunicación, al menos con los más objetivos. Y con personalidades del mundo de la cultura, las artes y la comunicación que han prestado su voz e imagen al apoyo a las manifestaciones.

Sin embargo, toda esta capacidad movilizadora no se ha traducido en un éxito en el objetivo principal: cambiar la política sanitaria madrileña. Se han conseguido éxitos parciales, que conviene siempre recodar, especialmente en el ámbito de las izquierdas tan dadas a flagelarse. Se paró el cierre total de las urgencias extrahospitalarias, el gobierno regional se vio forzado a cambiar su política sobre las urgencias varias veces, con dimisiones en las gerencias por medio; los profesionales, especialmente el sector médico, consiguieron algunas de sus reivindicaciones.

Pero se era consciente que el cambio en la política sanitaria solo se podría conseguir si se producía un cambio claro en los partidos de gobierno. Y en esto el 28M cosechó un tremendo fracaso con un PP de mayoría absoluta. No se puede negar esta realidad y el pesimismo que estos resultados han provocado en buena parte de la ciudadanía movilizada. Se puede matizar indicando que las movilizaciones han fracasado en el objetivo de cambio político general pero han sido un éxito en el ámbito sociopolítico.


Aquí tenemos un trabajo pendiente para profesionales de la Sociología y Políticas. Al menos los sociólogos lo tenemos difícil para explicar un fenómeno que pienso no se había producido antes, al menos con estas dimensiones. Cuando se produce un ascenso en la movilización social con un incremento sostenido en el tiempo, suelen coincidir varios factores internos y externos en la movilización y su desarrollo, en lo que denominamos una estructura de oportunidad política (EOP) que provocarán también un cambio político-electoral, antes o después y en diferentes niveles. Cada circunstancia es diferente, pero así ocurrió por ejemplo con el proceso movilizador de denuncia de los desastres del Prestige, Guerra de Irak etc. (2003/4) o con las movilizaciones de 2018 (huelga feminista, mareas de pensionistas…). Se plantearon reivindicaciones políticas, no solo sectoriales, que se tradujeron después en cambios político-electorales.


Si en una manifestación participa un número x de personas podemos considerar que estas personas representan a un número que hay que multiplicar por dos o por tres al menos. Siempre una buena parte de la población no va a las manifestaciones pero las apoya, sean del signo que sean. No acuden por impedimento físico, por falta de tiempo, por edad, por trabajo, por comodidad, por miedo a participar en eventos masivos (por la tensión social que se produce) o por otros motivos. Pero está claro que simpatizan con la movilización, son familiares, amistades, compañeros, simpatizantes políticos, etc. de los que se manifiestan. Estas simpatías se miden en las encuestas y también en estudios sociológicos cualitativos. Por ejemplo en las manifestaciones y acampadas del 15M en 2011 participaron en total más de un millón y medio de personas en España (hasta 2,5 millones a lo largo de 2011, según algunos estudios), pero la simpatía y apoyo a las reivindicaciones de los indignados entre la ciudadanía superaba el 70% en ese año (estudios del CIS), y no se reivindicaba solo un cambio gubernamental si no un cambio del sistema.

Esta teoría no se ha cumplido en la Comunidad de Madrid en las pasadas elecciones. El PP obtuvo un millón y medio de votos en la región (1.586.985). Si cada manifestante contra la política sanitaria de Ayuso-PP hubiera votado y convencido a una o dos personas más… las izquierdas hubieran ganado holgadamente.

Hubo un 30% de abstención. Hay que tener en cuenta las diferencias en el nivel de abstención según la renta de cada zona censal: se vota menos en los barrios pobres, se incrementa la abstención según disminuye el nivel de renta. La falta de igualdad, frente la justicia, la corrupción, las oportunidades de vida, etc. crea desafección hacia la política y por tanto más abstención.

La estructura de oportunidad política madrileña en la que se han desarrollado las millonarias manifestaciones se ha visto seguramente contrarrestada por una estructura mediática conservadora cada vez más potente y multinivel (medios tradicionales más redes sociales, bulos…) y una estructura política estatal reaccionaria que oportunamente consiguió que se votara en la C. de Madrid en clave nacional.

Pero ahí queda el tema planteado para su mejor investigación.


Tomás Alberich

Sociólogo (tomasalberich.blogspot.com)


26 de junio de 2023

Movilizaciones y movimientos sociales en España. Mapa de escenarios pos15M, irrupción de la pandemia y guerra en Europa (2016-2023) 3ª parte

Tomás Alberich y Teresa Amezcua. Artículo completo publicado en la revista Sistema (nº 267, 2023).  

Discusión

    1. Campañas en Internet. Paisajes antes y después de una pandemia: movimientos sociales, activismo de sofá y clictivismo

Como señalaban Candón y Redondo, las RRSS e internet conforman “espacios de debate, confrontación de ideas y opiniones e interpretación de una realidad percibida como injusta”1 con capacidad de trasladar la indignación individual y compartirla para progresivamente generar un clima de opinión favorable a la movilización. Por su parte, Casas, Davesa y Congosto indican que los movimientos sociales en las últimas dos décadas “han basado su estrategia en coordinar las acciones en el espacio público con la movilización en la red”2 dando lugar a lo que Fernández-Planells et al. denominan “acciones conectivas”3. A este respecto, los movimientos sociales han sabido conjugar las oportunidades que internet y las redes sociales ofrecen como soporte de movilizaciones y medio de apoyo con gran potencial de alcance.

Sin embargo, en este apartado nos referiremos a un fenómeno paralelo de activación social pero que no responde a las características identificativas de los movimientos sociales: las campañas en Internet. Nos referimos en primer lugar a la creación de entidades que dan soporte logístico para la recogida de firmas y organización de campañas, a partir de iniciativas particulares de muy diverso signo, tanto que pueden ser contradictorias entre sí.


La finalidad de estas nuevas entidades es fomentar la participación social, facilitar el contacto entre personas, colectivos y redes sociales, preocupados por diversas causas. Dos de las organizaciones más conocidas en este ámbito serían Change.org y Avaaz.org. Algunas de estas entidades se han creado como empresas con ánimo de lucro. Lo podemos considerar como nuevas formas de mínima movilización, participación en la base de la pirámide social que se han multiplicado exponencialmente a partir de los confinamientos derivados de la pandemia Covid-19.

La dificultad para convocar actos de protesta presenciales (manifestaciones, concentraciones, etc.) y el miedo a los contagios en los pocos que se convocaron durante 2020 y 2021, ha provocado un descenso radical en el número de convocatorias y en la asistencia a las movilizaciones convocadas. Los movimientos sociales se adaptaron con dificultad a la nueva situación, saltando con frecuencia a las acciones solo simbólicas, con poca gente, pero llamativas, sólo en algunos casos de forma exitosa. Pero el clictivismo -cliquear apoyando campañas de firmas o darle al like- y la acción solo internauta no puede ser la alternativa para los MMSS, sería una vía de escape, solo es complementaria a otras acciones directas.

En el siglo actual existen en las organizaciones y movimientos sociales menos personas dispuestas a un compromiso firme, generoso y, sobre todo, permanente en el tiempo, en el largo plazo. Se opta por modelos de activismo rápido que no requieran mucho sacrificio ni compromiso, que se puedan resolver pronto o al menos ver algún resultado. La participación puntual y el voluntariado, que desea ver resultados concretos cortos en el tiempo y en el espacio, crece desde los años noventa y se ha ido multiplicado en la última década. Cada día se apoyan innumerables campañas y se firman miles de manifiestos, pero hay menos militantes en las organizaciones, de hecho, ya no se utiliza la palabra “militante” y su sucesora “activista social” también está en declive.

No hay espacio aquí para analizar el desarrollo histórico de las acciones y campañas por internet, que han impulsado reivindicaciones y conseguido muchos éxitos, sobre todo cuando se realiza una campaña con un objetivo muy concreto, viable y visible (como el citado “Soy mayor no idiota”). El activismo internauta tiene la ventaja de la inmediatez: veo una injustica concreta y me adhiero. O yo mismo lanzo una recogida de firmas desde alguna de las plataformas existentes, gratuitamente, aunque, como decíamos, una parte de estas plataformas sean creadas por empresas con ánimo de lucro (captan información). Facilitan la iniciativa individual y desde luego la participación de quien seguramente no podría participar de otra manera, por distintos motivos: falta de tiempo, por limitaciones derivadas de la edad, discapacidad o diversidad funcional, enfermedad, etc.

Es más cómoda la firma y el reenvío de mensajes que ir a reuniones a discutir proyectos y a organizar actividades, campañas, movilizaciones. Pero las reuniones son imprescindibles para la realización de la acción colectiva. La tentación individualista se acrecienta con la participación a distancia. El clictivismo es un acto aparente de participación en una acción colectiva, pero es individualista, huye del debate, de la discusión y de la confrontación colectiva, que tantas horas consume en asociaciones y movimientos sociales y también en cualquier organización social, política o institución. Consume mucho tiempo, pero es esencial para construir algo nuevo, la creación colectiva. Salvo que se piense que la sociedad se puede cambiar desde la comodidad de nuestra casa. También sirve para limpiar la conciencia, qué solidario soy que no paro de participar en campañas sociales. El clictivismo además no suele ser democrático: una persona ha lanzado una campaña y las demás se limitan a apoyarla o a seguirla. La excepción son las campañas organizadas colectivamente por grandes entidades sociales reconocidas, plataformas de asociaciones vecinales o federaciones, etc. que han utilizado estos sistemas para realizar o apoyar sus campañas y movilizaciones (como Amnistía Internacional o Greenpeace).

Por otra parte, en las reuniones a distancia, no presenciales, se segmentan y se fraccionan los niveles de participación: algunas personas participan más -por no tener que desplazarse y que les gusta más la teleparticipación, mientras que otras participan menos y cuando participan lo hacen en menor nivel: a las videoconferencias no asisten y si lo hacen no intervienen, la relación con la asociación les servirá de menos, no tendrán el apoyo psicológico-social fundamental del contacto directo, que aporta confianza y ayuda mutua. En conclusión, se acrecientan las diferencias por edad, por nivel cultural y de alfabetización digital.

Es evidente que España no es un país del modelo anglosajón de speakers’corner, de acción colectiva individual, sino de acción colectiva en todo el sentido de la palabra [...] la protesta es convencional en el sentido de que en una democracia en donde, por ejemplo, en el año 2014 se celebran –según cifras oficiales- más de 45.000 protestas, a mí eso me parece convencional.”4

Estas aún recientes reflexiones de Ramón Adell podemos ponerlas en discusión en 2023. En España se siguen celebrando multitud de manifestaciones, pequeñas y, algunas, grandes. Pero el giro individualista en la participación es evidente. La pandemia y las redes virtuales han acrecentado esa participación “colectiva-individual” al estilo del speakers’corner londinense, en que una persona se pone por encima de la tierra (requisito, aunque sea encima de una caja de frutas) y suelta su discurso. Piensa que así cambiará algo, un granito de arena en el cambio social. Después del discurso y, en algunos casos, acalorado debate, recoge y se va con la conciencia tranquila a su casa. Hoy ese mitin se expresa en Twitter, WhatsApp, Facebook.... anónimos internautas le replicarán, aplaudirán o insultarán, pero habrá contribuido, en algunos casos a mejorar algo, cambiar alguna cosa (positiva o negativa) y, en casi todos, cerrará su portátil o smartphone con la conciencia más tranquila.

    1. El cambio político. Bipartidismo, Podemos y el nuevo desencanto

La evolución de la estructura político electoral no es objeto sustancial del presente análisis, pero es evidente que influye y enmarca la EOP en la que se desarrollan los movimientos sociales, por lo que le dedicaremos algunas líneas para completar el mapa social español de la última década, avanzada en el gráfico 1. Decimos “estructura político electoral” para referirnos principalmente a la referida a los partidos políticos y distinguirla de lo que habitualmente se denomina “mundo político”.

Erróneamente cuando se habla de “política” no se suele incluir o pensar en la política realizada por los MMSS y cuando se indica “política institucional” se suele incluir solo a la realizada desde las administraciones públicas. Pero, como indica Carlos Sánchez-Casas5, los sindicatos y otras organizaciones (podemos incluir a las ONG singulares) forman parte del entramado institucional del sistema político, aunque se puedan considerar instituciones de borde, que están en los bordes del sistema.

Con el 15M la sociedad española “volvió a plantearse, treinta y seis años después, la ‘cuestión democrática’. Desde una perspectiva instituyente. Un planteamiento que inundó el espacio público, sorprendiendo y envejeciendo a los actores políticos tradicionales fundamentalmente a los partidos y a los sindicatos mayoritarios” (Rodríguez Victoriano, 2020)6. El 15M mostró las insuficiencias de la democracia representativa y “mostraron que su reinvención es el camino más adecuado para trabajar en la solución, a saber, la democratización de la democracia” (ídem).

Como comentábamos en la introducción, en 2014 una parte del activismo 15M da el salto a la política electoral, sumando en el proceso a otros grupos e incluso algún partido, como Izquierda Anticapitalista. El movimiento de creación de Podemos fue muy ilusionante para activistas que ya estaban cansados de tanta asamblea y debate sin apenas ver resultados, al menos en el corto plazo. Las nuevas formas y protagonistas de la acción colectiva demandaban inmediatez. Pero “El desencanto indignado de 2011 ha ido transformándose en una indignación desencantada”. José Manuel Rodríguez analiza con detenimiento el nuevo desencanto social, la deriva de Podemos como partido. El primer proceso de “desencanto” fue el que se produjo con el nuevo régimen democrático, ya en los años aún considerados como parte de la transición (1977/80). Cuando aún se estaba en la “transición a la democracia” una parte de la sociedad ya se desencantó de lo que se establecía como nuevo sistema institucional. Rodríguez resume en pocas líneas lo sucedido con la nueva ilusión desencadenada con el partido Podemos en los años 2014/18:

Los dirigentes de la nueva izquierda -los ‘amados líderes’ de 2014- se han empeñado a lo largo de estos últimos cuatro años en ponerlo más difícil todavía. Su incapacidad para practicar internamente la democracia que predican externamente; su enorme dificultad para tratar con las grandes y pequeñas diferencias; su autoritaria (y neoliberal) compulsión hacia la expulsión de lo distinto han ido acentuándose a lo largo de los últimos cuatro años y ha contribuido a cerrar las pequeñas ventanas de oportunidad política que abrió el 15M”7.

Junto a estos factores, sobre todo de índole interna, la teoría populista (Laclau, Mouffe, etc.) había mostrado sus insuficiencias en su aplicación en un país del sur, pero del sur europeo al fin y al cabo, tan diferente al contexto latinoamericano. Además, no se habían previsto las desmesuradas reacciones del sistema económico, político e incluso del aparato político-policial al servicio fraudulento de las derechas. Dado el ascenso fulgurante de Podemos, la derecha económica mostró su preocupación, veía peligrar el status quo, por lo que desde el ámbito político neoliberal se promovió desde 2014 su alter ego, un trasunto de Podemos, materializado en un partido catalán -pero españolista, Ciudadanos, al que se le indujo al salto a la política estatal, con excelentes resultados en los primeros años, al igual que su homólogo Podemos. Pero su deriva en querer imitar y ocupar el espacio de la derecha tradicional, pensando que podía dar el sorpasso al Partido Popular le hizo imitar tanto a este que se olvidó de su origen liberal.

Además, hubo al menos otros dos factores. La política internacional y nacional caminaba por otros derroteros: no por propiciar políticas centristas y consensuadoras, donde en principio tenía su caladero de votos C’s, si no por potenciar la crispación política. Y, en segundo lugar, desde 2016 el procés catalán sumaba adeptos y movilizaciones a favor de la independencia, en un movimiento social y político masivo, de gran envergadura, pero que también propició el aumento de la crispación y de la polarización política. En esto, como en los otros aspectos, Ciudadanos no buscó el centrismo: se posicionó con las derechas españolistas más conservadoras.

Paralelamente y en este contexto, la ultraderecha avanzaba paso a paso. Fueron suficientes algunos apoyos mediáticos e internacionales para que, lo que en origen era una pequeña escisión por la derecha del PP, se convirtiera en apenas tres años en la tercera fuerza política estatal. Vox se llevó buena parte del voto de Ciudadanos. C’s había girado tanto a la derecha en sus políticas neoliberales, anticatalanas y antitransformadoras que el electorado pensó que mejor votar al original que no a una fotocopia. Y, una parte, acrecentada por el discurso internacional de “mano dura” de Trump, Bolsonaro, Putin... saltó a la derecha franquista sin complejos.

A nivel internacional, a los movimientos progresistas y de lo políticamente correcto y a la nueva sensibilidad por lo social se pasa a tratarla con desprecio. Es llamativo que la denominación “woke” ha pasado a ser despectiva. “La palabra llamada a definir la nueva era de sensibilidad social que vivimos ha derivado en insulto, igual que ‘progre’ en su día.”8

El círculo se ha cerrado. A ciclos de movimientos sociales progresistas y moderadamente radicales le suceden la reacción del sistema en contraciclos conservadores. El ascenso de las conquistas sindicales y del Estado de Bienestar de la posguerra (2ª GM) continuó con los movimientos sociales internacionales de la década de 1960, con mayo del 1968 y sus secuelas pacifistas, verdes y feministas en ascenso en la década de 1970, pero a todo este ciclo le sucedió la reacción: las políticas neoliberales homónimamente radicales y las reacciones del ciclo Thatcher-Reagan. Dijeron que había “demasiada democracia” y exceso de Estado social y de poder de sindicatos y MMSS, según sus palabras. La economía neoliberal y globalizadora se impone y el Estado anoréxico se encoje desde la década de 1980 hasta que estalla la crisis de 2007. En 2011 los movimientos de indignados reivindicaban más y mejor democracia y, de nuevo, exigían más libertad, más democracia directa, más libertad para las minorías, para las mujeres, más libertad para la diversidad sexual y más Estado protector.

Estos movimientos sociales se consideraron un peligro para los poderes establecidos. La reacción fue su evidente apuesta por movimientos reaccionarios, ultracristianos y ultraderechistas. En el caso español el primer invento, Ciudadanos, resultó baldío en pocos años. Su nueva apuesta ha sido Vox. Aun así, desde 2020 el bipartidismo recupera posiciones, paso a paso, aunque no es ni seguramente será ya nunca el bipartidismo reinante anterior a 2014. Ahora tenemos el neobipartidismo de dos bloques políticos enfrentados (derechas centralistas frente a izquierdas + nacionalistas de las periferias). Paralelamente la invasión de Ucrania y la vuelta a dos bloques enfrentados en guerra, acrecienta la crispación internacional, aumenta el miedo al futuro, la futorofobia.

  1. Conclusiones

Las desigualdades socioeconómicas y las diferencias de clase no han sido el factor aparente causante, no es el factor visible para el estallido de las protestas en el siglo actual, pero están en el sustrato de las mismas. No se puede obviar el malestar social derivado del incremento de las desigualdades9. Desde sus características hasta como se manifiestan a partir de la crisis sistémica (2007) los nuevos paradigmas de los movimientos sociales contemporáneos se agudizan en la segunda década del siglo. Los principales valores, principios, la misión y visión de los nuevos movimientos sociales del presente siglo quedan reflejados en el análisis de Verónica Díaz 10 que ampliamos con las últimas tendencias (cuadro 3).

A partir de lo analizado en los seis bloques de movimientos (marea pensionista, feminista, medio ambiente, obrero y contra las plataformas virtuales, acciones de solidaridad y marea blanca) y en los paisajes pospandémicos podemos avanzar algunos cambios en los nuevos paradigmas para la tercera década del siglo XXI. La agudización de algunas tendencias, nueva vuelta de tuerca de sus características que vemos en la última columna del cuadro adjunto, en relación a cinco dimensiones de la acción social: identidad colectiva, cambio social, espacialidad, temporalidad y estructura.

Frente a la tradicional construcción de identidades colectivas de los MMSS basadas en parámetros socioeconómicos y político-ideológicos, las identidades colectivas de los MMSS actuales se basan en variables ético-existenciales (ética global). Sin embargo, el paradigma de la acción social pos15M se enfrenta al afianzamiento de una nueva ética individualista más en la línea de la antroposofía de Rudolf Steiner que al individualismo ético de Amartya Sen, que completa la capacidad de autonomía de los individuos con la responsabilidad individual en la práctica activa contra la injusticia social. Por otra parte, la construcción de identidad colectiva se ve afectada por la exposición pública permanente de la vida personal y colectiva en las redes sociales. Las RRSS permiten compartir la indignación individual ante las injusticias, pero tienen escasa capacidad de construcción de identificación colectiva nueva más allá de la existencia de unos intereses comunes.

Las RRSS facilitan la fragmentación social, la crispación y la división interna en los MMSS, que siempre ha existido, pero ahora viaja a más velocidad. Los problemas son globales lo que “facilita” que se busquen alternativas unitarias pero, como hemos visto en los seis bloques de MMSS recientes, incluso en las reivindicaciones más unitarias es fácil la instalación de dos o más corrientes o fracciones enfrentadas en cada movimiento: 1, en las mareas de pensionistas y jubilados la división entre las posiciones más radicales que, por ejemplo, rechazan el Pacto de Toledo, frente a las reformistas (sindicatos, partidos de izquierda...); 2, en los movimientos feministas, abolicionistas de la prostitución y contra la autoasignación de género, frente a regular la prostitución y libertad trans; 3, en el medio ambiente, contra la crisis climática igualmente todos, pero divididos de nuevo entre posiciones más anticapitalistas/anticonsumistas (decrecimiento sí) y posiciones más reformistas (capitalismo verde); 4, en la acción de las clases trabajadoras, entre nuevos sindicatos de empresa/sector/corporativos que demandan más acción directa y los sindicatos mayoritarios; 5/6 en las mareas blancas y en las acciones de solidaridad estarían más dispersas las divisiones, menos visibles y a su vez hay más fragmentación, pero también más acción local directa, concreta y unitaria.

En cuanto al cambio social como objetivo último de los MMSS, el antiguo paradigma de la acción colectiva preconizaba la trasformación de la situación del individuo a través de la trasformación de la estructura social y la erradicación de las desigualdades socioeconómicas. El nuevo paradigma sin embargo invierte los factores, basado en el cambio de lo personal, es necesario cambiar las formas de ser y pensar de las personas para a continuación modificar las condiciones de vida colectiva. El cambio personal es parte de la acción colectiva y se retransmite en directo a través de las RRSS.

La transparencia aparenta la totalidad, pero somos los individuos los transparentes, nuestra vida se expone en las redes de forma constante, pero son solo las grandes corporaciones las que tienen todos los big data (y quien esté dispuesto a pagar para comprarlos, sea empresa, institución o agencia ilegal). Son estas empresas las que saben más de cada uno de nosotros que nosotros mismos: al menos, claramente, tienen más datos de cada ser humano que los que el afectado pueda recordar sobre sí mismo.

La transparencia que se reivindica sobre las administraciones públicas y el control sobre el gasto público, ha derivado en una sociedad con apariencia de transparente dentro de una maraña de redes en las que estamos enredados y en la que solo algunos saben moverse. Mientras, las grandes instituciones y corporaciones son tan complejas que (casi) nadie sabe quién tiene el poder, quién está al mando.

Las crecientes desigualdades socioeconómicas recuperan peso en las identidades colectivas, pero de forma un tanto invisible: están ahí, en todas partes, pero no se puede o no se sabe cómo combatirlas, como revertirlas.

En cuanto a la espacialidad, el tránsito de los nuevos movimientos sociales de un epicentro local hacia la globalización, se ha abierto a un nuevo paradigma de la glocalidad en el que la globalidad convive con nuevos nacionalismos radicales y localismos. También la temporalidad de las acciones se agiliza en busca de una efectividad a muy corto plazo, de la inmediatez como evidencia la proliferación del clictivismo.

Finalmente, la estructura de la acción colectiva también se transforma. Los nuevos movimientos sociales lograron traspasar la lógica estructural institucional piramidal de las tradicionales acciones colectivas (de partidos y sindicatos) a lógicas horizontales construidas a partir de redes vinculadas y flexibles. No obstante, esta lógica organizativa (más en línea con la democracia participativa y deliberativa) se ha conciliado con lo que denominamos flexibilidad total en el sentido de la convivencia de una horizontalidad real (asamblearismo) pero también aparente, con la existencia de liderazgos plenipotenciarios, chamanismos youtuber, gurús instagramer y otros paladines digitales potenciadores de un clictivismo creador de espejismos de la participación colectiva.

1
José Candón Mena y Diana Redondo "Redes digitales y su papel en la movilización.", en Marta Cruells y Pedro Ibarra (Eds.) La democracia del futuro: Del 15M a la emergencia de una sociedad civil viva, Madrid: Icaria, 2013, págs. 103-129.

2 Andreu Casas, Ferrán Davesa y Mariluz Congosto, Mariluz (2016). “La cobertura mediática de una acción “conectiva”: la interacción entre el movimiento 15-M y los medios de comunicación”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 2016,155, págs. 73-96.

(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.155.73)

3 Ariadna Fernández-Planells, Carles Feixa y Mónica Figueroas- Maz, Mònica “15-M en España: diferencias y similitudes en las prácticas comunicativas con los movimientos previos”. Última Década, 21(39), 2013, págs. 115-138.

4 Ramón Adell, “El campo de estudio de los movimientos sociales en España desde una perspectiva longitudinal”, en Rubén Díez García y Gomer Betancor Nuez (eds.) Movimientos sociales, acción colectiva y cambio social en perspectiva, Fundación Betiko, Abadiño-Bizkaia, 2019, pág. 209.


5 Carlos Sánchez-Casas, Formación socio-territorial y participación. Punto Rojo Libros, Sevilla, 2019.

6 Jose Manuel Rodríguez Victoriano, “Del desencanto programado de la ‘transacción’ posfranquista a la indignación desencantada tras el 15M”, en Ignacio Duque y Cristóbal Gómez Benito (editores), En torno a Alfonso Ortí: la sociología crítica como sociohistoria. UNED, Madrid, 2020, págs. 106-107.

7 José Manuel Rodríguez Victoriano, op. cit, 2020, pág. 107

8 Tom C. Avendaño: “Ahora el enemigo es ‘woke’: cómo la concienciación social se convirtió en objeto de burla”, El País, 14 de julio de 2022. Recuperado de: https://elpais.com/icon/2022-07-14/ahora-el-enemigo-es-woke-como-la-concienciacion-social-se-convirtio-en-objeto-de-burla.html


9 José Félix Tezanos, La sociedad dividida. Estructuras de clases y desigualdades en las sociedades tecnológicas. Biblioteca Nueva (Siglo XXI). Madrid, 2013.

10 Verónica Díaz Moreno, “Los movimientos sociales”, cap. 16, en J.A. Díaz Martínez y R.M. Rodríguez (editores), Introducción a la Sociología, UNED, Madrid, 2018 pág. 442.