Un país avanzado y liberal, convertido en potencia regional, invadió a su país vecino supuestamente para modernizarlo, éste era un país atrasado y sumido en el fanatismo religioso, con un poder monárquico absoluto y una déspota clase dirigente. El estado moderno no tuvo mayores problemas para que sus tropas ocuparan ese país en nombre de la democracia y llevaran educación e ideas ilustradas al atrasado, instaurando un gobierno que colaboraba en la modernización del país, con nuevos derechos para toda la población. Pero poco tiempo después el pueblo invadido se hartó de que le impusieran nuevas costumbres por la fuerza y se levantó en armas, consiguiendo, después de una larga guerra con miles de muertes, la independencia. Algunos de los que colaboraron con los invasores huyeron, otros se quedaron y se les despreció públicamente. Se les tachó de colaboracionistas y traidores. A los que se levantaron contra los invasores se les llamó patriotas y héroes populares, a pesar de que al poco de conseguir la Independencia volvió el rey y el absolutismo, y también el fanatismo religioso volvió a gobernar de mano de la Iglesia más integrista. A los primeros aún se les homenajea en la actualidad, los otros son rechazados por liberales y afrancesados. Fue hace dos siglos, le llamamos Guerra de la Independencia.
“La ocupación de Afganistán durante
estos veinte años le ha costado a Estados Unidos 2,26 billones de
dólares (casi dos veces el PIB de España), 2.500 muertos y cerca de 21.000
heridos. A los afganos les ha costado la vida de 66.000 policías y militares,
más de 47.000 civiles y más de 51.000 insurgentes, también afganos” (fuente
EOM). Lo que hace un total de 164.000 afganos muertos. Otras
fuentes nos hablan de “más de 60.000 oficiales de policía y ejército afganos
muertos durante la guerra” y otra distinta, citada por María Ramirez, calcula
que el total de vidas humanas perdidas ha sido de 130.000 de las que 70.000
eran civiles, muertas en el fuego cruzado de las tropas afganas y de la OTAN
con los insurgentes. En resumen, la guerra de invasión dirigida por USA y su
mantenimiento durante dos décadas ha provocado la muerte de entre 130.000 y
164.000 afganos. Este es el triste resultado y el dato más importante.
Frente a los 2.500 estadunidenses muertos y cerca de 21.000 heridos. En la
población afgana no se contabiliza el número de heridos o al menos no se ha
publicado, una muestra más del desprecio hacia las vidas ajenas.
De España “27.000 militares han rotado por Afganistán luchando contra la
insurgencia y ayudando a su reconstrucción en la misión más costosa en vidas de
las Fuerzas Armadas en el período democrático, con un total de 102 fallecidos
en accidentes y atentados, 62 en el accidente del Yak-42, en mayo de 2003; 17
en el del helicóptero Cougar, en agosto de 2005; y otros 23 perecieron por
vuelcos o explosivos improvisados de grupos insurgentes”. Sólo la misión
militar española ha tenido un coste de más de 3.500 millones de euros. Los
primeros 350 militares españoles llegaron a Kabul el 24 de enero de 2002,
cuatro meses después de los atentados del 11-S. Pedro Sánchez afirmó que “estos
20 años en Afganistán no han sido en balde”. Desde luego, los datos citados lo
atestiguan.
Cualquier análisis que no tome como punto de partida la triste realidad de
estas cifras es sospechosamente parcial. Por ejemplo, hablar de los avances en
estos 20 años de la educación o de las mejoras de la situación de la mujer
afgana sin citar el coste en vidas puede ser simplemente una manipulación.
Veamos brevemente algunas de las medias verdades o simplemente mentiras más
difusamente retransmitidas en las últimas semanas por la mayoría de los medios
de comunicación:
1.-“La población afgana huye hacía
Kabul ante el avance de los talibanes” o, después, “Los afganos tratan de
abandonar el país ante el terror talibán” ¿Los talibanes qué son, extranjeros,
marcianos? Que sepamos son todos afganos.
2.-Estados Unidos invadió Afganistán
en 2001 para acabar con el terrorismo.
3 y 4.-Para acabar con el terrorismo y para instaurar una democracia. Y para dar derechos a las mujeres. Ni lo uno ni lo otro, ni lo otro tampoco. Recordemos un poco la historia.
En los años 80 la Unión Soviética
envió tropas para apoyar la República de Afganistán, enfrentada a un alzamiento
de radicales islamistas. Esta intervención militar fue respondida por el
gobierno norteamericano de Reagan con el envío masivo de armamento y
financiación a los islamistas muyahidines, presentados ante el
mundo como valientes guerrilleros levantados en armas contra los rusos. Hacía
1996 consiguieron expulsar a los soviéticos pero la guerra continuó entre las
facciones victoriosas como guerra civil, hasta que la ganaron los más
radicales, los talibanes ("estudiantes" en lengua pastún), que casi
solo tenían en común una lectura integrista del Islam. Estuvieron en el
gobierno solo desde ese año hasta 2001 pero la guerra continuó frente a los
grupos opuestos, agrupados en la denominada Alianza del Norte.
Es decir, cuando se habla de que el país ha “progresado” en estos veinte años frente a la parálisis, el abandono, la pobreza y el terror talibán gobernante anterior se obvia el dato fundamental (mentira 5): apenas estuvieron cinco años en el poder y aún durante estos años haciendo frente a una guerra interminable, apoyada por los nuevos aliados de Washington.
En septiembre de 2001 se producen los atentados de las torres gemelas en Nueva York, reivindicados por la Al Qaeda de Osama bin Laden. Estados Unidos considera que Osama es apoyado por el gobierno talibán y decide invadir el país. En octubre envía tropas que apoyan a la Alianza del Norte y numerosos cargamentos financieros para los dirigentes locales, comprando uno a uno a los “alcaldes” de cada tribu y localidad (según reconoció la CIA). La invasión fue un éxito militar y se instaura el nuevo régimen, colaboracionista de las tropas invasoras. Éxito militar que se olvida de los motivos esgrimidos para la invasión: Bin Laden no estaba en Afganistán si no en Pakistán, y ni siquiera es afgano es saudí. Años después (2011) bin Laden es asesinado por un comando norteamericano en su residencia pakistaní -por cierto nunca hubo un juicio que le declarara culpable del atentado de las torres gemelas, ni se tuvo la intención de detenerlo, el objetivo declarado y público era matarlo. ("Justicia hubiera sido detener a Bin Laden y llevarlo a juicio" (https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/05/110504_osama_bin_laden_entrevista_aguirre_guerra_terrorismo_pea)
Es como si en la década de 1980, años de plomo del
terrorismo de ETA, España hubiera invadido Argelia porque allí se refugiaban
etarras supuestamente protegidos por sus autoridades, o el sur de Francia donde
tenían los terroristas sus bases de operaciones.
El terrorismo internacional no solo no termina con la
invasión de Afganistán, más bien al contrario. A continuación USA también
invade Irak con los mismos argumentos y porque el gobierno de Sadam “fabricaba
armas de destrucción masiva”, mentira tras mentira... para no reconocer que lo
que se quiere es invadir Irak para apoderarse de su petróleo. La nueva
desastrosa invasión lo que hace es que Al Qaeda aumente su influencia
internacional y con el destrozo de otro país –de Irak y después Siria- surge el
ISIS, más extremista aún y que multiplica las acciones terroristas en todo
oriente medio y en algunos países europeos. La política intervencionista de USA
y el seguidismo europeo vía OTAN va destrozando países uno a uno, creando
enfrentamientos fratricidas, entre etnias y regiones, también en Libia.
6.- Los talibanes trafican con el opio, van a hacer un
narcoestado. Verdad a medias. Todas las fuentes consultadas y los datos
históricos indican que el cultivo y exportación de opio disminuyó a partir de
1997 –talibanes en el poder- y aumentó claramente desde 2001 con el corrupto
gobierno afgano-estadunidense (ver por ejemplo https://www.newtral.es/opio-afganistan-talibanes-mercado-eeuu/20210820/).
Incluso se puede considerar que ese era el otro motivo importante para la
invasión: controlar el país del cultivo de opio que aporta cerca del 90% de la
producción mundial.
Todos los gobiernos que han tenido dicen que van a acabar
con los cultivos ilegales y eso no ocurre nunca, ni parece que vaya a ocurrir.
Los nuevos talibanes, hijos de esos muyahidín aupados por USA y luego
invadidos, también se han financiado los últimos años, como todos los grupos
armados, por su cultivo y tráfico, tejiendo nuevas alianzas con los
narcotraficantes latinos y las mafias internacionales.
7.-Durante estos 20 años, antes de la nueva llegada al poder de los talibanes, las afganas no llevaban el burka. Séptima mentira muy extendida. La realidad es que muchas mujeres afganas -obligas o no y de diferentes maneras- han seguido llevando el burka durante las dos últimas décadas de invasión, lo hacen desde hace un siglo, al igual que otras prendas hiyab. El burka es un invento afgano. De hecho ni siquiera es verdad que los talibanes obliguen a llevar el burka a las mujeres, ni antes ni ahora: "El burka no es el único hiyab que puede llevarse. Existen diferentes tipos de hiyab que no se limitan al burka" anunció el portavoz del grupo Talibán Suhail Shaheen sobre las vestimentas que deben llevar las mujeres. Lo cual no quita la evidencia de que la visión fanática y ultrapatriarcal de los talibanes suponga un retroceso en la situación legal de las afganas a épocas anteriores. Pero debemos distinguir lo que ha sido un tímido avance de los derechos de algunas mujeres de Kabul y otras ciudades de la triste realidad de las mujeres del conjunto del país.
Después de cuatro décadas de guerra, las mujeres, como los
hombres o la infancia, lo primero que quieren es poder vivir y poder vivir en
paz, en un país libre de guerras y de tropas invasoras y con unos mínimos
derechos para sí mismas y para su nación. Sin paz no hay derechos humanos
posibles, ni para las mujeres ni para nadie. Más de 130.000 muertes nos
muestran lo que no se debió hacer nunca (ni en Afganistán, ni en España hace
dos siglos).
Para ampliar, un par de enlaces interesantes sobre el tema: https://blogs.publico.es/dominiopublico/39571/afganistan-y-la-arrogancia-de-occidente/
Un magnífico resumen de lo que hasta ahora me parece que es una sangrienta historia interminable , que muchos deseamos acabe pronto. Estoy deseando que esa gente disfrute de un merecido periodo de paz. Si toda esa fortuna que se ha gastado en matar y destruir se hubiese empleado en mejorar la vida de sus habitantes, ahora estaríamos hablando de otra cosa
ResponderEliminarQuerido Tomás:
ResponderEliminarComo bien dices, “Después de cuatro décadas de guerra, las mujeres, como los hombres o la infancia, lo primero que quieren es poder vivir y poder vivir en paz, en un país libre de guerras y de tropas invasoras y con unos mínimos derechos para sí mismas y para su nación”. En efecto; y, ni siquiera, cuatro décadas de guerra.
Más cerca en el tiempo (años 30 del siglo pasado, en lugar de los dos siglos largos, que la guerra de Inglaterra contra Napoleón, en España y Portugal, terminara), pero no en el espacio, y bastaron tres años de guerra para que Francisco Franco proclamara: “cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Los pueblos derrotados no solo pierden la independencia; pierden “la moral”.
Su cultura, el modo de ver y entender, de disfrutar y sufrir, de experimentar la vida de ese país se verán, asimismo, avasallados: el país y sus gentes perderán todo derecho, del que antes de la guerra hubieran gozado. Lo que sí duró cuatro décadas fue el avasallamiento de España y los españoles, de sus pueblos y naciones, su conversión en súbditos-vasallos, que perdieron su ciudadanía no solo jurídica o políticamente: también, cultural y moralmente: el señorito volvió a ser el señorito, ese señor con escopeta al que de buena gana servimos de perro de caza (siempre se aprenderá algo, cada vez que volvamos a ver la película “Los Santos Inocentes” –milana bonita–, acerca del estado mental y moral del pueblo derrotado Y, tanto más, con la lectura de la novela, de Miguel Delives que le prestó el título a dicha película).
Pues bien; no se recupera la dignidad ciudadana por obra de ningún salvador. Bidem tiene razón: aprovechando que ya nadie quiere saber nada de eso que se llamó imperialismo, proclamemos: Afganistán es cosa de los afganos; y yo, me largo.
“Hablen otros de su vergüenza; yo hablo de la mía” (Bertolt Brech).
Me parece imprescindible colocar la merma de población civil en los análisis. Muchas gracias x ese recuento.
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