Del libro:
Desde las Asociaciones de Vecinos al 15M y las mareas
ciudadanas [breve historia de los movimientos sociales] Capítulo
1. (3)
Las teorías sobre
los movimientos sociales son tan antiguas como la propia teoría
sociológica, en tanto que en sus orígenes podemos encontrar
análisis sobre el comportamiento de la sociedad civil y de sus
colectivos, organizaciones y movimientos asociativos. Estos análisis
se impulsan especialmente desde el siglo XIX (aunque también los hay
anteriores): estudios sobre los movimientos sociales liberales y
revolucionarios, el movimiento obrero, campesino, etc., que
encontramos en Marx y Engels, Max Weber, Durkheim, etc. y,
anteriormente, en Saint-Simon, Tocqueville, Rousseau, Comte,... Estos
investigadores sociales, que nos podrían remontar al origen mismo de
las reflexiones filosóficas sobre la sociedad y los comportamientos
colectivos, no son objeto del presente libro.
¿Dónde poner la
frontera de las teorías a utilizar? El mismo término de "movimiento
social" no ha sido genéricamente utilizado hasta épocas más
recientes. Jaime Pastor matiza que la noción de movimiento social
"pasa a ser de uso corriente después de la Revolución Francesa
y, sobre todo, tras las revoluciones de 1848, cuando se aplica al
nuevo movimiento obrero, el cual emerge
como fuerza social y política al margen de las instituciones del
Estado liberal" (Pastor, 1991). Es
decir, podemos considerar que es después de las revoluciones de
mediados del siglo XIX cuando se empieza a diferenciar entre
movimientos estrictamente políticos (partidos u organizaciones con
el objetivo principal de la toma del poder político e institucional)
y los movimiento sociales, con el movimiento obrero como nuevo
movimiento pujante, que también quiere cambiar la sociedad pero no
solo desde el plano político-partidista (toma del poder), sino
también en otras esferas sociales y en la vida cotidiana,
consiguiendo mejoras en la situación concreta de los trabajadores en
cada centro de trabajo. Para otros autores, como veremos a
continuación, fueron otros movimientos socio-políticos los que se
pueden considerar como los “primeros”, con arreglo a sus
respectivas definiciones sobre qué es un movimiento social.
Nos ceñiremos, en
primer lugar, a ver sólo algunas de las principales concepciones
que, explícitamente sobre los movimientos sociales, se elaboran
desde los años sesenta del pasado siglo. Por
tanto, primero, es necesario ponernos de acuerdo en algunos
conceptos, como el más utilizado de “movimiento social”, el de
las características de los llamados “nuevos movimientos sociales”
y el de “asociación” no lucrativa.
El concepto de
Movimiento Social
Charles Tilly (1929-2008)
dedicó buena parte de su vida y de su extensa obra a analizar los
movimientos sociales y a realizar un recorrido histórico sobre sus
diferentes tipos y características, tratando de dar respuesta a una
pregunta de actualidad: “¿Por qué los movimientos sociales son
tan parecidos en todo el mundo y cómo y por qué se han convertido
estos movimientos en una de las principales plataformas de acción
política en todo el planeta?” (Tilly y Wood, 2010:13), incluida en
su obra póstuma denominada precisamente Movimientos Sociales
1768-2008.
En el primer capítulo de
este libro, Tilly y Wood presentan las características definitorias
de cualquier Movimiento Social (MS). En resumen, indica que
“A
la vista de su desarrollo en Occidente desde 1750, el movimiento
social fue el resultado de la síntesis innovadora y trascendental de
tres elementos:
1.
Un esfuerzo público, organizado y sostenido por trasladar a las
autoridades pertinentes las reivindicaciones colectivas (campaña).
2.
El uso combinado de algunas de las siguientes formas de acción
política: creación de coaliciones y asociaciones con un fin
específico, reuniones públicas, procesiones, vigilias, mítines,
manifestaciones, peticiones, declaraciones a y en los medios de
comunicación… (repertorio del MS).
3.
Manifestaciones públicas y concertadas de WUNC de los
participantes: valor, unidad, número y compromiso”. (Tilly y Wood,
2010: 22, cursivas en el original).
Esta es seguramente una
de las definiciones de movimiento social más completas y complejas.
Tilly continúa indicando:
“La
expresión ‘WUNC’ resulta extraña, pero alude a algo con lo que
estamos familiarizados. Las demostraciones de WUNC pueden adoptar la
forma de declaraciones, eslóganes o etiquetas que impliquen las
nociones de valor, unidad, número y compromiso (...) por ejemplo:
- Valor: conducta sobria, atuendo cuidado, presencia del clero, de dignatarios o madres con hijos.
- Unidad: insignias idénticas, cintas para el pelo, pancartas o vestuario; desfiles, canciones e himnos.
- Número: recuento de asistentes, firma de peticiones, mensajes de las circunscripciones, ocupación de las calles.
- Compromiso: desafiar al mal tiempo; participación visible de gente mayor o discapacitada; resistencia ante la represión; hacer ostentación del sacrificio, la adhesión o el mecenazgo” (las cursivas están en el original, Tilly y Wood, 2010: 23).
En
el primer caso está hablando de “valor” en el sentido de darle
valor
añadido
a la movilización mediante la presencia de dignatarios, clero,
madres con hijos,... Mientras que el “compromiso” también
incluye el valor en el sentido de demostrar el valor, ser valientes
(a pesar de la represión).
“La expresión
‘movimiento social’ ha adquirido unas connotaciones atractivas en
todo el mundo (...) [Pero] nadie tiene el monopolio de la expresión
‘movimiento social’; tanto los analistas como los activistas o
los detractores siguen siendo libres para emplearla a su antojo.
(...) El movimiento social tiene su propia historia. Diferente a la
historia de otras formas políticas, como las campañas electorales,
las celebraciones patrióticas, las exhibiciones de poderío
militar...” (Tilly y Wood, 2010: 27-29).
Para Tilly, ¿cuál fue
el primer movimiento social que cumplía completamente con su amplia
definición? Con arreglo a la misma, el primer MS que cumple con
todas las características, fue el movimiento antiesclavista que se
desarrolla desde finales del siglo XVIII, en Gran Bretaña y en su
propio país (EE.UU.). Es interesante el relato de los procesos
sociales originarios relatados por Tilly: como precedentes considera
a los movimientos por la independencia de Estados Unidos de América
(1768) y de la revolución francesa (1789). Pero es en el movimiento
antiesclavista donde se recogen y cumplen todos los requisitos para
ser denominado propiamente “movimiento social”.
Independientemente de que lo podamos considerar o no como el “primer
MS”, parece que se parte de una visión un tanto chovinista o
anglocéntrica, que nos podría llevar a una discusión solo
terminológica.
Veamos una descripción
resumida de cómo, según Tilly y Wood, ya se utilizaban múltiples
mecanismos y técnicas o herramientas movilizadoras en este
movimiento, muchas de las cuales se siguen utilizando en la
actualidad:
“En
1783, los cuáqueros ingleses enviaron al Parlamento la primera (y no
sería la última) petición para abolir el comercio de esclavos
(...) Las campañas nacionales en Gran Bretaña comenzaron en 1787,
con las peticiones masivas y la creación de la Sociedad para la
Abolición del Comercio de Esclavos (...) La iniciativa no nació en
Londres sino en el norte industrial, sobre todo en Manchester. Las
once mil firmas de la petición de Manchester de diciembre de 1787
suponían aproximadamente dos tercios de todos los hombres de la
ciudad con posibilidad de firmar (...) Los activistas contrarios a la
esclavitud introdujeron otra poderosa innovación: un boicot general
contra el azúcar que se producía con el trabajo de los esclavos y
en el que participaron unas 300.000 familias en 1791 y 1792
(Drescher, 1986, p. 79) (...) En algún lugar entre la petición de
Manchester de 1787 y la abolición de la esclavitud en el Imperio
Británico por parte del Parlamento en 1833, cuajaron diferentes
elementos –campaña, repertorio y demostraciones de WUNC (...) Los
abolicionistas británicos reunieron en un solo recipiente político
los ingredientes [citados], por esto, tienen un cierto derecho a ser
considerados como el primer movimiento social de la historia”
(Tilly y Wood, 2010: 76-77).
Pero veamos otras definiciones. Es
también extensa la de Raske (1985, citado por Riechmann, 1994):
“Movimiento Social es un agente colectivo movilizador que persigue
el objetivo de provocar, impedir o anular un cambio social
fundamental, obrando para ello con cierta continuidad, un alto nivel
de identificación simbólica y un nivel bajo de especificación de
roles, y valiéndose de formas de acción y organización variables”.
Riechmann (1994) analiza pormenorizadamente los elementos de la
definición de Raske, construyendo una definición aún más amplia y
completa. Todo Movimiento Social sería:
. Agente colectivo:
no quiere decir que los movimientos sociales sean unitarios sino que
tienen un elevado grado de pluralismo y diferenciación interna;
pueden coexistir grupos con intereses y concepciones muy distintas.
Algunos movimientos sociales pueden estar muy organizados y otros muy
poco.
. Necesariamente
movilizador: han de buscar constantemente el apoyo activo de los
miembros de la sociedad. Para existir tienen que permanecer en
movimiento (ejemplo de los tiburones o de la bicicleta, si te paras
te caes).
. Provocar, impedir o
anular un cambio social fundamental. Aunque no tienen que ser
revolucionarios si han de ser transformadores (o impedir
transformaciones) de estructuras sociales relevantes.
. Identificación del
otro: Conceptualización clara del oponente.
. Cierta continuidad:
son distintos de los meros episodios colectivos que están todavía
mucho menos estructurados.
. Alto nivel de
integración simbólica: se refiere al sentimiento de pertenencia
a un grupo, a la identificación e identidad colectiva;
diferenciación de “los a favor” y “los en contra”.
. Bajo grado de
especificación de roles: formas de participación muy
cambiantes y múltiples; no existe realmente militancia formal pero
cuanto más se organiza un movimiento más se desarrolla la
distribución de roles.
. Formas de pensar y
actuar “diferentes”, pues surgen como resultado de la
incapacidad del sistema para hallar respuestas a los problemas en
torno a los cuales se articula el movimiento. Suelen situar sus
prácticas fuera de los campos y cauces socio-políticos
establecidos.
. Suelen estar impulsados
-inicialmente al menos- por individuos socio-estructuralmente
definidos (clases sociales, minorías étnicas, etc.) y luego
intentan movilizar círculos sociales más amplios.
Podemos considerar así
que esta definición es casi “insuperable”. Si le sumamos algunos
aspectos citados por Tilly, como los Wunc (valor, unidad,
número y compromiso), tendríamos así todas las características
que podemos apreciar en los movimientos sociales.
Asociación o
movimiento
Para centrarnos solo en
los aspectos principales del tema, he trabajado sobre definiciones
más sencillas. Desde mi punto de vista, ayuda a clarificar el
concepto de MS el diferenciarlo del de “asociación” no
lucrativa.
- En sentido estricto, consideramos “asociación” a una agrupación de personas que voluntariamente se relaciona para realizar una actividad colectiva estable, organizada con una base jurídica democrática, sin ánimo de lucro e independiente, al menos formalmente, del Estado, los partidos políticos y las empresas. Las asociaciones son organizaciones privadas que pueden perseguir fines sociales, de interés general para la sociedad, o sólo particulares, para sus propios miembros o asociados. En este caso se aproximan, como veremos, a los grupos de interés (y a lo que popularmente se conoce como un “club”).1
- Por su parte, los movimientos sociales son corrientes de expresión y acción colectiva que transcienden los márgenes del hecho asociativo y se manifiestan de otras múltiples formas. Desde mi punto de vista, un movimiento social básicamente es un colectivo de personas que realiza una acción colectiva estable y transformadora frente al sistema social o institucional. Tenemos así una definición básica, sencilla y general (pero no tan completa como las anteriores).
Entre sus características
fundamentales está el plantearse una transformación social, ya sea
concreta, pragmática, ideológica o global, reconociéndose a sí
mismo como sujeto transformador y el situarse "frente a" o
"independiente de" el sistema.
Ampliándola
un poco podemos indicar por tanto que un MS siempre tiene entre sus
características definitorias: (1) realizar una acción colectiva
estable, (2) querer de forma explícita una transformación social
que incluye cambios concretos (ya sean sociales, ideológicos,
culturales, políticos,...), y (3) se sitúa frente
a o independiente
de el poder o el sistema institucional.
Decimos
que quiere de “forma explícita” una transformación, porque todo
movimiento social, en algún momento de su proceso de creación, se
reconoce a sí mismo como sujeto transformador, se auto-reconoce como
colectivo que quiere conscientemente cambiar algo de la sociedad.
Como veremos, esto es lo que también se denomina “paradigma de la
identidad”, que queda reflejado en su propio desarrollo; el que
consiga sus objetivos o no dependerá de otros factores, también de
la denominada “estructura de oportunidad política” en la que
actúe el propio movimiento, y de su capacidad de organización y de
movilización de recursos.
De una
forma sencilla y metafórica, la definición de Vicente Pérez
Quintana (que fue responsable de Urbanismo y Vivienda de la FRAVM) es
también muy gráfica:
“Los
movimientos sociales desafían las estructuras del poder de las
élites y revolucionan la trama social, en ellos se alían las
imágenes del topo que horada los cimientos del status
quo y de la hormiga que construye
ciudades gracias a su constancia” (Pérez Quintana, 2010:325).
Movimiento
social/movilización/grupo de interés
Las
asociaciones ciudadanas pueden formar parte o no de un movimiento
social; pueden surgir a partir de la "cristalización" de
un movimiento que incorpora mayores niveles de organización y de
formalización oficial (inscripción en registro público, elección
de junta directiva, etc.), aunque esta formalización no es
obligatoria. También puede ocurrir al revés: que un movimiento
social surja por iniciativa de varias asociaciones, que sea creado
por asociaciones ya existentes que se ponen de acuerdo en crear algo
nuevo.
- Las asociaciones son organizaciones y como tal tienen socios, personas asociadas, “adscritas” o afiliadas.
- Los movimientos sociales tienen “participantes”, una de las características a estudiar es cómo se da la participación en el movimiento (actividades, tipos, redes, tiempos...); no el número de miembros, sí el de participantes.
Hemos
incluido en la definición “una acción colectiva estable” para
diferenciar “movimiento social” de “movilización social”.
Una movilización social puede surgir espontáneamente o no por
cualquier motivo (protesta, reivindicación, acción contra una
medida gubernamental…). Que esa movilización nazca, crezca y
desaparezca en poco tiempo lo diferenciará de ser un movimiento
social. Por ejemplo, si en un barrio ocurre el atropello de una
persona en una calle sin señalización ni semáforos, puede surgir
una protesta que denuncie el hecho y reivindique la instalación de
medidas de seguridad. A partir de ahí puede ocurrir que se tomen las
medidas adecuadas por parte del Ayuntamiento y la movilización
termine y desaparezca. O puede ocurrir que las instituciones no
realicen ninguna acción pero la movilización vaya perdiendo fuerza
hasta también desaparecer. Pero puede ocurrir que si no se atiende
la demanda ciudadana la movilización crezca y pase a transformarse
en un movimiento social urbano, que reivindique durante un tiempo o
de forma permanente (recogida de firmas, concentraciones, actos
lúdicos, etc.) y, seguramente, también actúe reivindicando otros
aspectos para la mejora de la ciudad. Y también es fácil que,
posteriormente, miembros de ese movimiento consideren la conveniencia
de crear una asociación vecinal en ese barrio.
Otro
ejemplo diferente es lo ocurrido con el movimiento social 15M. Para
algunos autodenominados “expertos analistas” (tertulianos
habituales de medios de comunicación) cuando nació el 15M (en 2011)
no lo consideraron un movimiento social, sólo una movilización
espontánea de protesta, causada por la crisis económica y la mala
gestión gubernamental, profetizando que desaparecería en pocos días
o semanas. Para otros el 15M cumplía, desde el principio, las tres
características citadas para ser un MS y también las definitorias
de Tilly citadas (ver arriba).
En este libro vamos a
referirnos a diferentes tipos de asociacionismo, de décadas
recientes, que han surgido en su mayoría a partir de la
cristalización de movimientos sociales, pero que tampoco se pueden
entender como simples grupos de presión o “grupos de interés”.
Aunque puede considerarse que muchas asociaciones y federaciones
(incluso confederaciones de asociaciones) se han estructurado como
grupos de interés para conseguir objetivos particulares que les eran
propios, mayoritariamente hay que considerar que formaban parte de lo
que podemos denominar como “movimientos asociativos”, ya que
trataban de aunar características propias del asociacionismo y de
los movimientos sociales: acción política dentro y fuera del
sistema, intención o reivindicación de reformas desde dentro del
sistema pero también con desbordes de lo instituido.
Sobre las diferencias
entre movimientos sociales y los grupos de interés o grupos de
presión es interesante el análisis realizado por Ramos Rollón
(1997). Solo decir aquí que los grupos de interés están siempre
vinculados a un objetivo socioeconómico o político privado,
específico y particular, a diferencia de la mayoría de los MS. Lo
citado anteriormente en la definición de “asociación”, sobre
las asociaciones privadas de interés particular, sí se encuadra
perfectamente dentro de los grupos de interés. Pero los MS siempre
persiguen intereses de cambio político (colectivo y público),
aunque sean cambios muy limitados y concretos, y no se
auto-reconozcan como “políticos”. Por eso surgen en una
situación política concreta, están influidos por ésta a la vez
que ellos influirán en el ámbito político.
“La
herramienta conceptual proporcionada por el análisis de la
estructura de oportunidad política (Tarrow, 1989 y 1994) se ha
demostrado especialmente útil para incorporar la dimensión política
al análisis de los movimientos sociales, no sólo en tanto variable
independiente, sino también dependiente. En este sentido, además de
analizar hasta qué punto el contexto político afecta al surgimiento
y desarrollo de los movimientos sociales, diferentes estudios se
sitúan en una perspectiva que tiene en cuenta los efectos que los
movimientos sociales tienen en el sistema político, desde la
representación de intereses a la influencia en la agenda pública,
pudiendo ser considerados, por tanto, actores políticos (Foweraker,
1995) (…) No son pocos, además, los análisis que vinculan a los
nuevos movimientos sociales con la política no institucional”
(Ramos Rollón, 1997:252).
Como veremos, los
movimientos asociativos de décadas pasadas se mueven en terrenos de
los movimientos sociales, pero también, a veces, van pasando o van
creando en su seno nuevos grupos de interés y nuevos grupos de
presión. El 15M seguramente estuvo facilitado en su desarrollo por
una situación política concreta, por una estructura de oportunidad
(crisis económica, gobierno del PSOE debilitado que no deseaba una
represión directa, etc.). Además, el 15M se quiso auto-construir
claramente como un MS unitario pero diferenciado del resto, a partir
casi desde el mismo momento de su nacimiento-consolidación ya en
mayo-junio de 2011; lo cual no significa que de él no hayan surgido
nuevas asociaciones y movimientos sociales diferenciados.
[Este artículo se ha redactado a
partir de un extracto de:
Introducción: “Desde las
Asociaciones de Vecinos al 15M y las mareas ciudadanas [breve
historia de los movimientos sociales]”. Editorial Dykinson.
En próximas entradas de este blog
seguiremos publicando algunas partes significativas del libro. Las
referencias bibliográficas completas figuran en el último capítulo
del libro.]
1
Habitualmente en esta obra utilizaremos la cursiva para enfatizar
determinadas frases o palabras, sustituyendo al subrayado y a la
negrita. La negrita la reservamos para títulos, subtítulos y
algunas palabras en el propio texto, en que se quiera cumplir esa
misma función de titular. Las citas irán siempre entrecomilladas,
salvo que, excepcionalmente, se utilicen como frase específica y de
forma separada, introductora a algún tema o nuevo apartado, en este
caso van en cursiva.
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