8 de noviembre de 2018

¿Puede haber democracia con una justicia injusta?

De jueces prevaricadores a supremos delincuentes presuntos

En los últimos meses la Justicia española ha causado indignación y bochorno a media España y es el hazmerreír en toda Europa, a partes iguales. Recordemos algunos motivos:
  1. La sentencia sobre la manada y, especialmente, que después de una condena a nueve años de prisión los violadores sigan en libertad a la espera de resolver los recursos. El poder judicial calla.
  2. Mientras, el Tribunal Supremo mantiene en prisión provisional indefinidamente a los acusados por el proces catalán, rechazando todos los recursos interpuestos. Se puede admitir que haya un juez en constante prevaricación presunta, Pablo Llarena -valga la redundancia, pero no es él solito el que practica la más rancia política ultra españolista, es que son sus compañeros del Supremo los que le respaldan una y otra vez.

Hasta tal punto la situación es ridícula que por la acción de Llarena y sus apoyos el señor Puigdemon puede moverse con total libertad por cualquier país del mundo menos por España, donde, si viniera, sería detenido y encarcelado.
Extraditar por el delito de rebelión en el caso catalán ha sido rechazado por los jueces de Alemania, Suiza, Reino Unido, Bélgica… es decir por el sistema judicial de todos y cada uno de los países donde se ha planteado… menos en uno: España.

Y Llarena también se permite el lujo de alterar las mayorías parlamentarias a su antojo y en varias ocasiones, diciendo quién puede votar y quién no. Y, a más, no dejando participar en las votaciones del Parlament a Junqueras y otros, ni por video conferencia. Lo que no se aplicó ni a diputados etarras se aplica a pacíficos políticos catalanes.

Algún otro político ha protestado, como Alberto Garzón que “ha criticado hoy que el Gobierno haya asumido la defensa del juez Pablo Llarena ante la querella que le han planteado en Bélgica ‘por bocazas’, tras hacer declaraciones públicas sobre la causa contra el ‘procés’ de la que es instructor”... Llarena ha mostrado su “incapacidad de no verse como un cruzado frente a la independencia” y mantenerse “neutral” 

3. Por si esto fuera poco, se hicieron públicas las conversaciones por WhatsApp de varios altos y supremos jueces, en que insultaban a los independentistas llamándoles de todo y ya se les prejuiciaba penitencialmente. Y aquí no pasa nada y el Consejo del Poder Judicial sigue calladito.

4. En otros temas: la justica europea le ha dado la razón a Otegui y otros ex Batasuna: “no tuvieron un juicio justo” han sentenciado. Como ya han cumplido la prisión que les impusieron en su momento, aparentemente no pasa nada.

5. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos y otras instancias europeas han rectificado a la justicia española, y a los legisladores, en los abusos de los bancos con las hipotecas. Por si esto era poco, llega el tema, mínimo, de quién paga el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados… y el Supremo, después de sentencias contradictorias, se corrige a sí mismo y dice “si bwana” a los bancos. Aquí estamos para lo que ustedes manden, podían haber añadido. En este caso el escándalo ha sido tan mayúsculo que casi ha habido unanimidad en el arco parlamentario.

Y una parte de la sociedad dice: al fin y al cabo si el impuesto lo pagan los bancos lo van a repercutir en una subida de las hipotecas… Es decir, se interioriza lo que dice el sistema bancario: aquí de hecho mandamos nosotros y si pagamos más por un lado lo cobraremos por otro (las que entran por las que salen…).
Los grandes bancos han publicado recientemente sus cuentas trimestrales y de lo que va de año: Santander, BBVA, etc. declaran beneficios netos de miles de millones de euros cada uno. Parece entonces que hay una ley suprema, por encima de todas: los bancos siempre tienen que ganar, miles de millones de euros mensuales para repartir entre sus acaudalados accionistas

Si llega una crisis la pagamos todos. Si hay que “rescatarles”, es decir darles dinero por su mala gestión, lo paga el Estado. Si tienen beneficios astronómicos: to pa ellos. Si hay que pagar un impuesto imprevisto: huy pobrecitos, ¡cómo lo van a pagar!, será mejor que lo sigan pagando los que se quieren comprar un piso…

¿En qué artículo de la Constitución se dice que la banca siempre gana? Dado que vivimos en un capitalismo de casino a lo mejor se debe incluir para aclarar las cosas…

Y el Poder Judicial sigue callando ¿No sería mejor disolverlo, empezando por el Supremo, y que la Unión Europea y sus tribunales se hicieran cargo? Hemos descubierto algo concreto para lo que sirve la UE: para rectificar algunos desaguisados judiciales españoles.

De todo el sistema judicial español, contra más hacia arriba miramos peor. Entre los jueces hay de todo, de izquierdas y de derechas, honrados y lo contrario. Entre los jueces “de base” los hay que han parado números desahucios y otros los han facilitado, por poner un ejemplo.
Si miramos la Audiencia Nacional el problema se agudiza. Y si llegamos al hiperpolitizado Supremo, continuador del poder franquista y de un fosilizado bipartidismo, mucho peor. Un presidente de sala que cobraba buenos emolumentos por dar clases en cursos organizados por la banca resulta que es el que dijo que había que revisar la sentencia sobre los impuestos a pagar por los bancos… y ha conseguido cambiar las sentencias anteriores “por sus repercusiones económicas”. No dijo para quien porque ya se sabe: repercusiones a los que me han bien pagado durante años, no les voy a perjudicar ahora. Esto ¿tampoco es prevaricación, tráfico de influencias, cohecho, etc.?

Y en el mundo ¿qué está pasando?

Durante el siglo XX Estados Unidos ha utilizado a los militares latinoamericanos para organizar sus golpes de Estado, repetidamente. Adiestramiento en las academias norteamericanas de futuros golpistas y torturadores en todo el sur (Chile, Argentina, Uruguay, Brasil…)

En el siglo XXI las estrategias son diferentes. Ya no son cruentos golpes de Estado con miles de asesinatos y desparecidos. Ahora, sin dejar cerrada las vías anteriores, se utiliza y compra a los jueces, como antes a los militares. Hemos pasado del poder militar golpista al del poder judicial para lo mismo.

En Egipto sí se dio un Golpe de Estado militar y de inmediato se reconoció al nuevo gobierno por los países occidentales, porque “no es islamista” y está en contra del “terrorismo”. El poder judicial corrió a ratificar el encarcelamiento de miles de opositores.

En Turquía, potencia de la democrática OTAN, se encarcela a decenas de periodistas y a miles de funcionarios se les despide o encarcela. Todo con el beneplácito de los jueces.
El caso de Brasil es paradigmático, el más llamativo. Al expresidente Lula, el que declaró la guerra contra el hambre y la pobreza, se le encarcela e inhabilita. Al juez que lo consiguió, el nuevo presidente brasileño acaba de nombrarle ministro de justicia. Marcando tendencia.

En todos los casos se asegura que todo es pulcramente legal y en nombre de la democracia.

En Cataluña, por desobedecer una ley, se encarcela sine díe. Y se dice, por toda la derecha y ultracentros, que los independentistas dieron un golpe de Estado… ¿qué golpe? Votar incumpliendo una ley es un golpe de Estado o simplemente debería haber sido objeto de suspensión sin más consecuencias.

En España ¿en qué situación estamos? ¿En la de país mínimamente democrático, a la europea, o en la de república bananera…? ¿Vamos hacia la UE o hacia Brasil?

Desde luego la responsabilidad de haber llegado a esta situación es de todos, empezando por el poder legislativo bipartidista y el poder ejecutivo. Y siguiendo por todas las organizaciones políticas y sociales. Y un pueblo acostumbrado a obedecer… casi siempre y hasta que se harta.
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